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La Reina dedicó su mejor sonrisa hasta la fecha, y eso es mucho decir tratándose de la sonrisa de Holanda, a una canadiense mayor que la asaltó en su recorrido

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Los canadienses se rindieron sin remedio a la reina Máxima, y a su simpatía, desde el minuto cero de este viaje, que tiene como objetivo principal agradecer al pueblo canadiense su contribución a la liberación de los Países Bajos durante la Segunda Guerra Mundial, de la que este años se conmemora el 70º aniversario

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A la reina Máxima no le ha faltado detalle: ni sombrero XXL, ni joyas, ni sobretodo de encaje, ni vestido de rayas con un toque de color fucsia, ni guantes, ni bolso de mano... ni la rutilante y siempre amable sonrisa con la que realza cualquier acto oficial

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La Reina ha vuelto a marcar estilo en Canadá, donde junto a su marido, el rey Guillermo Alejandro, ha comenzado una visita oficial de tres días, después de ser invitados por el gobernador general David Johnston y su esposa, Sharon Johnston

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Máxima de Holanda volvió a ser perfecto equilibrio entre grandeza y sencillez y, como siempre, volvió a causar furor allende de sus fronteras

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Los soberanos holandeses se reunieran con veteranos canadienses que participaron en la liberación de los Países Bajos en 1945

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La majestuosidad de Máxima de Holanda brilló en Canadá

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Los Reyes de Holanda depositaron una corona de flores ante el Monumento Nacional en recuerdo de los militares canadienses muertos durante la Segunda Guerra Mundial

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La reina Máxima, con pala en mano, derrochó elegancia al plantar un árbol en el jardín del Rideau Hall

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