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“Ella eligió ese sitio hace treinta años y nunca quiso cambiarlo. Es una casa solitaria en el pico de una montaña, unida por caminos sin asfaltar, terribles, de esos donde no pueden cruzarse dos coches”, nos cuenta el periodista, que advierte que lo habitual era cruzártela por Ribadesella, haciendo recados siempre con el cigarrillo en la mano.

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"Me gustaría que me recordaran como Menchu, amante fiel a su trabajo y enamorada de la Radio", contaba la abuela de Doña Letizia en una entrevista a la revista Viajar, vivir y saborear.

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Si hay alguien en Ribadesella que ha sentido su perdida esas son sus amigas de la tertulia El Garabato, una de ellas, Estela Rosete, nos lo confirma. “Hace años que tengo relación con ella, primero comercial porque era clienta de mi tienda, y luego personal porque durante doce años fuimos compañeras de tertulia”, nos dice con la voz a ratos entrecortada. 

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Menchu huía de los coches oficiales y de cualquier tipo de invitación o de protagonismo.

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“Ella eligió ese sitio hace treinta años y nunca quiso cambiarlo. Es una casa solitaria en el pico de una montaña, unida por caminos sin asfaltar, terribles, de esos donde no pueden cruzarse dos coches”, cuenta Tino Pérez, director de Cope Ribadesella.

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La abuela de doña Letizia grabo los audios para la colección de seis murales que se instalaron del artista Antonio Mingote en el paseo de la localidad como ruta histórica de la localidad. De hecho, su voz sigue allí, disponible para todos aquellos que pasean por la ciudad y la reproduzcan en sus teléfonos móviles.

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