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Los príncipes Federico y Mary de Dinamarca salieron del castillo de Grasten, en la región de Dinamarca Meridional, para disfrutar con sus cuatro hijos, los príncipes Christian, Isabella, Vincent y Josephine, del desfile de jinetes que se celebra cada año en frente de la residencia real.

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El Príncipe Heredero y su mujer, que el pasado mayo celebraron sus 14 años de casados, se lo pasaron en grande, no solo viendo el desfile, también contemplando a sus cuatro hijos.

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Christian, el mayor y segundo en la línea de sucesión, estuvo muy pendiente de Grace, el perro de la familia, que tampoco se perdió estos festejos que se celebran siempre el tercer fin de semana de julio. En un momento del desfile se pudo ver cómo el hermano mayor, que cumplirá los 13 años en octubre, sigue buscando con cariño el hombro de su madre. 

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Isabella, que cumplió los once años en abril, está casi tan alta como su hermano y, con una falda de estrellas y calzado deportivo, estuvo saludando a todos los presentes y recogiendo las flores que le ofrecían. 

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Vincent protagonizó una de las anécdotas del día. Después de tanto oler flores pasó lo inevitable… ¡vinieron las abejas! El mellizo de Josephine cerró los ojos con fuerza y se echó para atrás quedando paralizado, mientras su padre se daba la vuelta para echarle una mano.

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Josephine, tambíen de siete años, fue la que más se acercó a los caballos, a los que incluso dio de comer. En una de las imágenes del día se puede ver a la pequeña con una postura similar a la de su madre. 

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Después del desfile en el que participaron 300 jinetes y 100 niños que fueron montados en bicicleta, la familia se hizo la última fotógrafía antes de regresar a la residencia de verano que recibieron los reyes Federico e Ingrid en 1935 como regalo de bodas. 

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