1/8 © Ana Alegre. Foto: Kiwo Estudio

Ana es una de esas novias que ha vivido con incertidumbre como avanzaba la situación sanitaria en España. Ella y César tenían previsto casarse el 4 de septiembre en la Basílica de Nuestra Señora del Lledó, en Castellón de la Plana. Fueron afortunados y pudieron darse el 'sí, quiero' en su fecha y, aunque tuvieron que hacer algún que otro cambio en sus planes iniciales, nada enturbió su gran día. Además, explica Ana, llevó el vestido de sus sueños, una prenda creada a medida por Diego Estrada y muy elegante.

2/8 © Ana Alegre. Foto: Kiwo Estudio

"Diego y yo ya nos conocíamos y siempre me ha encantado la sobriedad y elegancia que le caracteriza, además de la tranquilidad que transmite. Quería que fuese muy yo y sabía que él lo clavaría. Algo de corte sencillo pero con un toque muy especial. Lo hicimos en tiempo récord y sin ninguna duda", apunta la novia. Su vestido, de corte recto y elegante, tenía un detalle que lo hacía único y totalmente especial.

3/8 © Ana Alegre. Foto: Kiwo Estudio

Basta prestar un poco de atención a la prenda para descubrir una pieza bordada que recorre el escote, la espalda y uno de los laterales del diseño. "La trajimos mi madre y yo de un viaje a La India y pertenecía a un saree antiguo que encontramos en un puestecito callejero de Udaipur. Eso junto a la capa-cola y drapeado de tul de seda que incorporaron, para mi gusto, no pudo hacer el vestido más especial".

4/8 © Ana Alegre. Foto: Kiwo Estudio

Ana nos explica que se trata de la misma prenda que habría llevado aunque su boda no hubiera coincidido con la alerta sanitaria. "Solo nos vestimos de novias una vez en la vida y al margen de las circunstancias, nada ni nadie puede arrebatarnos la ilusión de sentirnos especiales ese día, por lo que independientemente del tipo de boda escogida, ¡animaría a todas las novias a vestirse según siempre han soñado!", asegura.

5/8 © Ana Alegre. Foto: Kiwo Estudio

Para completar su estilismo optó por un moño tipo bailarina que decoró con dos peinetas doradas. El mismo tono que predominaba el resto de accesorios. El ramo, de astilbe rosa y eucalipto le dio el toque definitivo al look.

6/8 © Ana Alegre. Foto: Kiwo Estudio

Cuando le preguntamos a Ana cómo fue organizar una boda con la crisis sanitaria que estamos viviendo asegura que, en algunos momentos, no fue nada fácil. "Estaría mintiendo si dijese que no he tenido momentos de inestabilidad, pero gracias a la seguridad que nos transmitían nuestras familias y amigos, y en especial la positividad de César y de mi madre, nunca tiramos la toalla. Hubo momentos en los que no sabíamos si las Iglesias estarían abiertas, ni los restaurantes. Tampoco los horarios disponibles, ni si podríamos tener invitados o en caso de que sí, cuantos podrían acompañarnos… era todo muy cambiante y algo caótico, pero sin duda, mereció la pena, nos hizo más fuertes, y aunque suene a tópico, de verdad, fue el día más emocionante de nuestras vidas. Es difícil de describir lo que sentimos, además del calor recibido por nuestra gente aquel día. Nos sentimos muy afortunados".

7/8 © Ana Alegre. Foto: Kiwo Estudio

¿El cambio más grande al que se enfrentaron? Una modificación en el horario. "Repartimos las invitaciones bastante tarde por las circunstancias, y una vez ya nos habíamos animado a hacerlo es cuando en la Comunidad Valenciana, y a quince días de la fecha, cambiaron los horarios de apertura de hostelería. Nuestra boda que iba a ser de noche (nos casábamos a las 18h) tuvo que pasar a ser de mediodía. Comunicamos por WhatsApp los nuevos horarios y advertimos a los invitados que, por supuesto, no queríamos que ese cambio supusiera ningún problema en el vestuario que tuvieran planificado para una boda de noche. La verdad es que todo el mundo entendió la situación e hicieron todo lo posible por poder estar a pesar del cambio de hora".

8/8 © Ana Alegre. Foto: Kiwo Estudio

Pero, al final, triunfó el amor. "Hoy en día todo es incertidumbre y no podemos permitir que esto acabe con la ilusión de celebrar algo tan bonito. Tenemos que intentar adaptarnos a los tiempos y si se permite, seguir adelante, aunque eso suponga hacer los cambios que sean necesarios. Que tenga que ser diferente no significa que deje de ser especial. Sino todo lo contrario. Por supuesto esta opinión se esclarece pasado el gran día, donde todo se ve con perspectiva y todo recuerdo es positivo. Sentimos muy de cerca el calor de nuestra gente, y las emociones afloraban. El camino había sido difícil pero el día culminó con éxito y nada podía hacernos más felices. Se respiraba una energía y tranquilidad especial que hizo que el día fuese mejor de lo que jamás hubiésemos imaginado (con y sin covid)", asegura.

Más sobre: