"Decidimos hacerlo todo al aire libre, incluso la ceremonia, para no concentrar mucha gente en un espacio cerrado. Solo la comida se celebró en interior. Tuvimos que sacar las mesas de los niños a un patio exterior para poder cumplir con el aforo permitido, y sobre todo preparar muchas sorpresas durante la comida para que estar sentados no se hiciese muy pesado para los invitados (toro mecánico, bingo, regalos para los niños). El hecho de llevar la mascarilla es algo a lo que casi todo el mundo ya está acostumbrado, por ello no fue un factor muy molesto para nadie. Se hace raro poner geles y mascarillas por todas partes, ver las mesas y las sillas tan separadas unas de otras, pero forma parte de la vida cotidiana ahora mismo, por lo que todo el mundo se adaptó genial", explica Blanca.
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