1/12 © Marta Bega. Foto: Pablo Beglez

Marta Bega vivió toda la su vida en Barcelona hasta que, en un momento dado, decidió mudarse a Madrid con Alejandro, su pareja. Ahora se han trasladado a México por motivos laborales. Pero esta no es la historia de sus carreras profesionales, sino la del vestido de Marta y todas las anécdotas –que no fueron pocas– que rodearon su boda. 

2/12 © Marta Bega. Foto: Pablo Beglez

Marta siempre había pensado que algún día quería casarse, pero no es una de esas chicas que, desde pequeña, sueñan con su boda o se interesan mucho por en mundo nupcial. Por eso, cuando llegó el momento de empezar con los preparativos tuvo que investigar bastante hasta dar con los proveedores que más le gustaron. Y sí, también con el vestido de sus sueños. "Lo del vestido fue amor a primera vista, tanto con la firma como con el equipo. Estuve buscando y visitando diferentes sitios, pero no conecté, ni me sentí con nadie como con ellas. La tranquilidad y la profesionalidad con la que lo hicieron todo fue brutal. Y tuvieron mi vestido en menos de 3 meses, aunque había piezas hechas a mano. ¡Fue un sueño!".

3/12 © Marta Bega. Foto: Pablo Beglez

Aunque a simple vista parece que estemos viendo dos vestidos totalmente diferentes en realidad se trata de un único diseño con un cuerpo superpuesto. Una prenda que estuvieron "horas y horas confeccionando artesanalmente cada detalle y pieza. Personalmente me emociona experimentar con tejidos, crear de nuevo e unir diferentes encajes y eso fue lo que hicimos para Marta", apunta la diseñadora Marta Martí.

4/12 © Marta Bega. Foto: Pablo Beglez

"El segundo vestido fue un puro divertimiento. Experimentamos con la abertura de la falda y creamos dos tiras de gasa en los hombros para que le diera juego para la fiesta. Desde el primer día todo sumó y fue uno de los procesos mágicos del año pasado", añade la creativa.

5/12 © Marta Bega. Foto: Pablo Beglez

Marta asegura que ella, al contrario que otras chicas, no se preocupó por mantener las tradiciones ni llevar ese "algo prestado, algo viejo y algo azul" que muchas novias lucen en su enlace. Lo que incluyó fue por otros motivos. "Creo que lo más importante es hacer las cosas como uno quiera, para eso es tu día. Llevaba unos detalles en la manga de unas flores. Quería que hubiera algo azul porque es nuestro color, el color del mar. Mi anillo de pedida también fue azul", asegura.

6/12 © Marta Bega. Foto: Pablo Beglez

Su ramo también mereció más de un wow. "Tenía claro que no quería un ramo redondo y compacto, sino algo más desenfadado, asilvestrado e irregular y que secase bonito. Me encanta secar flores y quería que a quién se lo regalásemos lo pudiera tener de decoración, y Molist Floristes me entendieron muy bien, no solo con eso sino con toda la decoración floral de la boda", nos cuenta.

7/12 © Marta Bega. Foto: Pablo Beglez

La novia apostó por una elegante coleta baja con ondas con la que recogió su larga melena, y que decoró con un sencillo velo. "La verdad es que siempre he llevado el pelo suelto para todo, no me suelo peinar, como mucho me hago algún moño bajo. Y ese día es mejor no hacer experimentos o probar cosas nuevas con el pelo, porque sino, no vas cómoda. La espalda del vestido era muy bonita, y por eso decidí hacerme una coleta baja, no la quería tapar con mi melena que era muy larga".

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Un peinado que guardaba una sorpresa. "Me peinó mi amigo José Toro, de Salón Toro, y además era invitado a la boda, así que llevé coleta hasta la comida, después de la comida me solté el pelo que me quedó con unas ondas preciosas y justo antes del baile... ¡me corté la melena delante de todos! ¡Fue un momentazo!”, explica.

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Marta y Alejandro se conocieron, por casualidad, en Ibiza. "Le pedí a un chico que había por allí (Alejandro) si nos podía hacer una foto a una amiga y a mi. Fue muy divertido el momento porque mi cámara era una cámara de vídeo, y le pedí que grabara y yo ya sacaría una captura, con lo cual tengo grabado el momento exacto en que nos conocimos, y es un recuerdo muy bonito".

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Después de tres año y medio de relación decidieron dar un paso más. "Nos casamos en la Fosca, en una pequeña cala de la Costa Brava. Decidimos casarnos allí porque es donde he veraneado desde que nací y desde que se lo enseñé a Alejandro es nuestro lugar favorito y donde pasamos la mayor parte del tiempo cuando vamos a mi tierra. Queríamos que todos nuestros amigos y familiares lo conocieran".

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Para que todo saliera como ellos habían imaginado contaron con la ayuda de las wedding planner de Miss Little Thing, pero como está sucediendo a muchas parejas este año, tuvo que ser aplazada. Eso sí, los motivos fueron muy diferentes: aquel día hubo un temporal.

12/12 © Marta Bega. Foto: Pablo Beglez

"Recibí la llamada a las 7 de la mañana de las wedding planners diciéndome que no sabían si podríamos casarnos, que si podríamos subir a la finca, que nos estaban esperando todos los proveedores con ellas para valorar la situación y ver qué podíamos hacer, pero que creían que no podríamos casarnos en esas condiciones. Buscamos una solución y todo salió bien, pero fue durísimo", cuenta Marta. La novia nos explica que decidieron montar una fiesta el sábado por la noche (cuando estaba prevista la boda) para todos los invitados y aplazar el enlace al día siguiente. Menos mal que, al final, todo salió como habían esperado y la historia tuvo un final feliz.

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