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Katerina es rusa, pero desde pequeña vive en Estados Unidos. Allí conoció a John, su marido, y allí se comprometieron. Aunque celebraron una pequeña boda para sus amigos en California, donde residen, fue en San Petersburgo donde se dieron el 'sí, quiero'.

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"Quería un vestido elegante, muy femenino, pero lo suficientemente tradicional como para una iglesia. En ese momento me di cuenta de que amaba a los diseñadores españoles mucho más que a los que tenemos aquí, en Estados Unidos. Afortunadamente, hay una tienda de novias en California que tiene firmas españolas. ¡Me probé muchos vestidos, pero no me convenció ninguno hasta que vi el de Sophie et Voilà! Es un vestido tan inusual y discreto… pero muy sexy. Me enamoré de su aspecto y decidí de inmediato que ese era el vestido que quería", explica Katerina.

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El diseño que convenció a Katerina es el modelo Blanche de Sophie et Voilà. Se trata de un vestido elaborado en crepe elástico que forma parte de su selección de iconos. Su corte recto se ajusta ligeramente a la figura, potenciando las curvas de la mujer que lo lleva, pero sin resultar excesivo.

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Quizá, el detalle más llamativo lo encontramos en sus mangas que no son si no dos ligeras capas que dan movimiento y elegancia a la prenda.

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Aunque muchas novias optan por incluir notas de color en su estilismo, Katerina se decantó por un total look blanco. Combinó el vestido con un velo de tul bastante sencillo, un tocado de porcelana fría y zapatos tipo salón.

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Su ramo también era en tonos blancos. "Lo único que realmente quería era que mi ramo tuviera lirios del valle, pero son muy complicados de mantener frescos, y el verano en Rusia es muy caluroso", explica. Finalmente se decantó por un bouquet de peonías blancas, rosas y lirios. Una combinación muy elegante. 

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Katerina y John se casaron en una de las iglesias más antiguas de San Petersburgo. "Honramos a mi familia y a mis antepasados al hacer una boda tradicional ortodoxa en la iglesia más antigua de San Petersburgo. Era la iglesia principal de los zares y era muy seria a la hora de celebrar una boda. La ceremonia fue realmente hermosa. La mayoría de nuestros invitados nunca antes habían estado en una iglesia ortodoxa, así que eso fue muy importante", explica.

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Hasta allí se desplazaron sus familiares y amigos, que disfrutaron junto a los novios de una ceremonia muy solemne y emotiva. "Estábamos tan nerviosos… Hasta que el coro comenzó a cantar y empezaron las oraciones. Fue muy conmovedor", añade Katerina. 

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Aunque les hubiera gustado organizar a ellos mismos todos los pormenores del enlace, la distancia hizo que contar con una wedding planner fuera una tarea casi obligada. Valerie Mur, una experta afincada en la zona, fue la encargada de que todo saliera como estaba previsto.

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Un día lleno de emociones con el que Katerina y John empiezan una nueva etapa en una historia de amor tan intensa que los ha llevado a cambiar sus vidas para alcanzar uno de sus sueños.

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