Faltan apenas unas horas para que concluya el año e iniciemos una nueva década. Un momento perfecto para volver la vista atrás y repasar algunos de los vestidos nupciales que nos han hecho soñar en estos últimos 10 años. Amal Clooney y su fantástico conjunto de top y pantalón; el vestido con escote halter de Meghan Markle que ha marcado un antes y un después en el mundo nupcial; el rompedor estilismo de Olivia Palermo… Elecciones que prometen seguir enamorándonos en este nuevo comienzo.
El 1 de septiembre de 2018 Chiara Ferragni y Fedez se dieron el 'sí, quiero' en una mediática celebración en Sicilia. Un evento que cerca de 3 millones de personas vieron en redes sociales, superando los 2,3 millones de españoles que vieron la boda de los duques de Sussex. Aunque la influencer sorprendió con varios looks, para la ceremonia religiosa eligió un diseño de Maria Grazia Chiuri para Dior. Se trataba de un vestido compuesto por un body de encaje y una amplia falda de tul. Un modelo que ya han tratado de replicar infinidad de firmas.
Los dos vestidos que Meghan Markle llevó en su boda con el príncipe Harry, celebrada el 19 de mayo de 2018, pasarán a la historia, pero ha sido su segundo look el que ha marcado un antes y un después en el mundo nupcial. La duquesa de Sussex eligió a Clare Waight Keller para su primer vestido, pero se decantó por un diseño de Stella McCartney, lleno de sencillez y minimalismo, como segunda opción. Su favorecedor escote halter ha convencido a muchas novias y diseñadores que, meses después, han incluído este tipo de opciones en sus colecciones.
Diciembre fue el mes elegido por Priyanka Chopra y Nick Jonas para celebrar la ceremonia religiosa que, en 2018, los convirtió en marido y mujer. Aunque en los días previos vimos a la actriz con diseños típicos de la tradición india, para esta ocasión se decantó por un vestido nupcial diseñado por Ralph Lauren. Una elección determinada por la estrecha relación que mantiene con él, ya que el creativo no es un habitual en el mundo de las novias. De hecho, hasta el momento, solo había confeccionado tres vestidos de este tipo a lo largo de su vida: el de su hija, su nuera y su sobrina. El de Priyanka, con cientos de lentejuelas y cristales de Swarovski, llevó 1.826 horas terminarlo.
El look nupcial de Olivia Palermo ha pasado a la historia por escapar de los diseños más tradicionales. La empresaria, que se casó en 2014, por sorpresa, con Johannes Huebl, sustituyó el clásico vestido de novia por un conjunto de Carolina Herrera. Un estilismo compuesto por un jersey de cashmere de color crema, con plumas de avestruz, y unos shorts blancos bajo una falda de tul. Como complemento, unos zapatos de Manolo Blahnik, los mismos que le regalo Mr. Big a Carrie Bradshaw cuando se le declaró en la mítica Sexo en Nueva York.
El de Miranda Kerr es, posiblemente, uno de los vestidos más clásicos de la última década. La actriz eligió para su boda con Evan Spiegel, fundador de Snapchat, celebrada en mayo de 2017, un diseño de María Grazia Chiuri para Dior Haute Couture inspirado en el vestido que Grace Kelly llevó en su boda con Rainiero de Mónaco. Se trataba de un diseño con escote redondo, manga larga y silueta princesa salpicado por pequeñas flores en 3D. Un elemento que también se coló en el tocado con el que la modelo sujetaba el largo velo de tul que llevó durante la ceremonia.
Venecia, año 2014. Amal Alamuddin y Goerge Clooney se dieron el 'sí, quiero' en la ciudad italiana ante un sinfín de invitados. Y, aunque para la ceremonia religiosa la abogada optó por un diseño más tradicional, para el enlace civil se decantó por un estilismo de lo más original: un conjunto de top con ribete marino y pantalón palazzo, ambos firmados por Stella McCartney. Para culminar su look apostó por una pamela de ala ancha, adornada con una cinta negra, uno de los accesorios de las novias más chic.
Hace ya cinco años que Kim Kardashian se casó con Kayne West. La pareja eligió el 24 de mayo de 2014 para sellar su amor en el castillo Forte Belvedere de Florencia. Una localización a la que la mayoría de los asistentes acudieron desde París, donde habían celebrado una exclusiva fiesta. Fiel a su estilo, Kim eligió un diseño personalizado de Alta Costura creado por Riccardo Tisci para Givenchy, de color blanco que se adaptaba con suavidad a su figura, potenciando sus curvas. Aunque quizá lo más llamativo del vestido era su espalda, protagonizada por una amplia abertura.
Pocas novias han utilizado para su gran día un vestido que ya habían estrenado antes. Sin embargo, Keira Knightley decidió hacerlo al elegir un vestido corto, por encima de la rodilla, de estética bailarina diseñado por Karl Lagerfeld. La actriz, que se casó en mayo de 2013, había estrenado este look en 2008, en una fiesta celebrada antes de los premios Bafta. Y volvió a lucirlo meses más tarde de su enlace en la gala Serious Fun Children's Network celebrada en diciembre de 2013.
El 29 de abril de 2011 la Abadía de Westminster acogió la boda de Kate Middleton y el príncipe Guillermo. Una celebración que, además de dejar imágenes para el recuerdo, contó con uno de los vestidos de novia más aclamados de los últimos años. La duquesa de Cambridge apostó por un diseño firmado por Sarah Burton para Alexander McQueen de color marfil y blanco satinado con escote corazón sobre el que llevaba un cuerpo de encaje francés de manga larga. La falda, llena de volumen, culminaba en una amplia cola de tres metros de longitud. Un vestido que ya ha inspirado muchas elecciones nupciales, como el look nupcial de la modelo Karlie Kloss.
La de Kate Moss fue, probablemente, una de las bodas más esperadas de 2011. La modelo y Jamie Hince se dieron el 'sí, quiero' en julio en la iglesia de St Peter, una edificación del siglo XII ubicada en Southrop, una pequeña localidad inglesa muy cercana a Lechdale, de donde es originaria ella. Para una ocasión tan especial, Kate se decantó por un diseño de aire romántico y bohemio firmado por John Galliano. Un vestido color champagne salpicado por paillettes y bordados que la modelo combinó con unos zapatos de Manolo Blahnik a juego y un velo de inspiración vintage que sujetó a su melena con una diadema de flores bordadas.