Las dos bodas de Camille, la novia francesa que enamoró con sus zapatos 'golden'
Ella es del norte de Francia, Alex, su marido, del sur; un motivo más que suficiente para celebrar un enlace en cada punto del país
Camille Detant, más conocida en sus redes sociales como @camdet, tuvo la oportunidad de celebrar su enlace por partida doble. "Cuando Alex me pidió matrimonio pensamos rápidamente en cómo sería todo y supimos que nos gustaría hacerla en dos fechas y dos lugares diferentes. La razón principal era porque él es del sur de Francia y yo soy del norte. La segunda, porque dos veces nos asegurarían más placer y diversión"
Su primer 'si, quiero' –se lo dieron el pasado mes de junio– fue una boda civil celebrada en los viñedos que la familia de su actual marido tiene en el su de Francia.
Una ceremonia íntima a la que solo acudieron 40 invitados y que Camille y Alex organizaron con mucho esmero. Era un lugar perfecto para un enlace de esas dimensiones.
Para la ocasión la francesa optó por un vestido asequible de la colección nupcial de Sessun. Un diseño elaborado en crepe de muselina, con cuello perkins y falda plisada. Aunque quizá, uno de los detalles más llamativos de este diseño, era la pequeña abertura que decoraba su espalda. Como complemento llevó unos zapatos dorados de tacón cómodo.
Su segunda boda, celebrada el 13 de julio, fue religiosa. Al ser un enlace más tradicional su vestido también debía serlo. Eso sí, debía seguir siendo fiel al estilo de Camille y ser especialmente cómodo, para poder disfrutar de todo el día, de principio a fin.
Camille optó por Laure de Sagazan. "Siempre supe que quería hacer mi vestido de novia con ella. Me encanta su estilo, la calidad de los vestidos, los tejidos… ¡y el atelier de París es increíble!"
El nexo de unión entre ambos estilismos fueron los zapatos. Aunque para su segunda boda se decantó por un diseño de otra firma, la francesa tuvo muy claro que los dos debían ser de tacón cómodo y color dorado. Una tendencia que triunfa entre las que más saben de moda, como ella.
"Ambos días fueron increíbles. El fin de semana de la boda religiosa fue el mejor de nuestra vida por todas las cosas mágicas que sucedieron, las sorpresas de nuestros familiares y amigos, el intercambio de alianzas en la Iglesia... Fue la boda a lo grande", concluye Camille.