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Además de sus memorables interpretaciones y sus hipnotizantes ojos color violeta, si algo caracterizó a Elizabeth Taylor fue extensa colección de 270 piezas de alta joyería, que abarcaba ejemplares de Boucheron, Cartier, Tiffany & Co., Bvlgari o Van Cleef & Arpels. Sus siete maridos fueron importantes contribuyentes, pues descubrieron que aquella era una de las debilidades de la actriz.

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El año de su muerte, Christie's organizó una subasta para su colección de joyas que recaudó 137 millones de dólares, un récord mundial. En su libro My Affair With Jewels, la misma artista retrata las anécdotas detrás de las piezas más valiosas de su joyero, alimentando a su vez el mito de su acontecida vida y sus amores. 

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Desde la tiara decimonónica que le regaló Mike Todd hasta el broche de flores de Bvlgari que sirvió de anillo de compromiso por parte de Eddie Fisher, sus esposos se ganaban su corazón a través de la joyería.

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Richard Burton, su quinto marido, coincidía con ella en esta pasión y se dedicó a buscar joyas históricas, unas incluso databan de más de cuatro siglos atrás, para consentir a Taylor. 

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En una subasta neoyorquina, Burton compró un diamante Krupp de 33,19 quilates por 300.000 dólares de la época para sellar su amor. La noticia impactó tanto que la gema fue rebautizada oficialmente como Diamante Elizabeth Taylor.

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El collar de origen indio con colgante de jade y diamantes en forma de corazón, rubíes incrustrados y cadena de oro data de 1627 y supuestamente perteneció al Emperador Shah Jahan, aunque esto último no ha podido ser confirmado. 

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Otro regalo de Burton fue La Peregrina de Cartier, un collar de perlas, diamantes y rubíes rematado con una impresionante perla en forma de pera, la más pesada que se conoce en el mercado de la joyería. Perteneció a varias generaciones de reyes españoles hasta llegar a manos de Napoleón. 

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El legado de sus joyas prevalece años después de su fallecimiento y en parte se debe a que Bvlgari, casa joyera para la cual fue embajadora por casi toda su vida, compró algunas de las piezas de su autoría que formaban parte de la colección. Ahora podemos ver estas exclusivas piezas de la estrella en los posados de otras grandes actrices, como Jessica Chastain en el Festival de Cannes de 2013. Llevó el colgante Sautoir Sapphire, compuesto por un gran zafiro de 65 quilates y diamantes, que coordinó con el anillo Sapphire Trombino. Ambos también habían sido regalos de Richard Burton.

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