La primera clave se encuentra, sin embargo, más cerca de lo que parece, en la coronación de la reina Isabel II, que tuvo lugar en junio de 1953. Era una tradición familiar que las herederas llevaran traje blanco con bordados dorados el día de su coronación, al igual que hizo la reina Victoria en 1838, cuando asumió el poder soltera y con tan solo 18 años.