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No consiste solo en tener peces en un tanque

Los acuarios cumplen un doble objetivo en el hogar, por un lado son una forma de tener mascotas, pues los peces también son capaces de dar compañía y de producir una relación diaria con la que nos podemos ver muy implicados y no sólo observarles de forma distante. Por otro lado, un acuario es una pieza muy relevante del hogar en el que convive, su belleza atrae todas las miradas y puede imbuirnos durante largo tiempo observando la vida acuática de nuestro propio salón. El objetivo de la acuariofilia no es solo tener peces en un tanque, sino recrear con la mayor fidelidad la vida marina en un trocito de nuestra casa, haciendo que esta pecera se convierta en un hábitat con las mejores condiciones.

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Una costumbre milenaria

Aunque hoy en día no imaginamos un acuario sin todas las medidas de temperatura, volumen y depuración necesarias, lo cierto es que el ser humano lleva realizando esta “domesticación” de los peces desde épocas inmemoriales, y estos inicios se remontan a cuando no existían termómetros ni motores capaces de hacer que el agua se limpie de forma automática. Se cifra que fueron los sumerios, hace ahora 4.500 años, los que se iniciaron en las prácticas de la acuariofilia, y que el testigo fue recogido por los egipcios y asirios. Sin embargo no fue hasta el 2.000 a.C. cuando la forma de capturar peces para tenerlos a la vista en un entorno doméstico llegó con más fuerza, fueron los chinos, que seleccionaron carpas ornamentales y le pasaron ese testigo a los babilonios y romanos, en el 500 a.C.

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Relajación en casa

Uno de los motivos para tener un acuario en casa es sentir que puede ser un motivo de relajación. No todo el mundo encuentra este placer en el mantenimiento y observación de los peces, sin embargo no deja de ser común que observar el nado, la luz y la convivencia de los peces en un acuario sea un motivo suficientemente poderoso para tomar esta decisión. Y en un acuario no solo hay peces, también hay otras especies, como las medusas, caballitos de mar o ajolotes. Observar a los peces en el acuario es la punta del iceberg, porque el mantenimiento tiene muchas piezas que demandarán nuestra atención y cuidados, y esto es precisamente otros de los puntos de minuciosidad que los entendidos en el tema destacan: cuidar a los peces es en sí mismo un hobby ordenado y relajante.

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Aprender a sintonizar con los animales marinos

La relación que podemos tener con los peces dista mucho de la que se tiene con otro tipo de mascota con las que se puede mantener un contacto físico y en las que hay una relación más directa. En este caso son mascotas que nadan en otro elemento y entre las que hay una barrera evidente, el cristal del tanque en el que viven. Se sabe que algunas especies de pez doméstico son más dados a reconocer a sus dueños y que incluso mantienen un comportamiento diferente cuando es una persona habitual la que les observa o un auténtico desconocido. Sin embargo, lo que resulta más interesante no es como nos ven los peces a nosotros sino cómo podemos llegar a agudizar nuestra sensibilidad para encontrar empatía y familiaridad con estos animales, una de las virtudes que surten en la acuariofilia es desarrollar una sensibilidad especial para la cría y mantenimiento de los peces, una visión más íntima y contenida que salir a correr con un perro.

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Un buen ejemplo para los niños

Los pequeños de la casa pueden beneficiarse ampliamente de lo que significa tener un acuario en el hogar, porque ver desde una edad muy temprana el trabajo, la dedicación y la recompensa que supone mantener un acuario les hará comprender el valor del esfuerzo, el cuidado hacia otros seres vivos y la realización que supone contribuir a que un pedacito de la naturaleza marina viva bajo el mismo techo que el resto de la familia. Los peces son animales sensibles que al estar limitados a un acuario son plenamente dependientes de nuestra atención y mantenimiento, ver desde niños cómo hacer que el acuario esté en perfectas condiciones supone un esfuerzo que se hace con mimo y placer, lo que puede suponer para los más pequeños un buen ejemplo de constancia en el cuidado.

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Una herramienta contra el estrés

El lugar en el que tendremos el acuario siempre será una zona privilegiada de la casa: probablemente en el salón, o en una zona de paso en la que podamos admirarlo y convivir con un contacto constante. Por eso mismo, los acuarios son una luz permanente en nuestro hogar, están iluminados y tienen color en movimiento: son pura vida en calma. Observar el tanque es un antídoto contra el estrés, resulta enormemente relajante disponer de una zona del hogar donde con solo mirar puedas descargar el frenetismo en el que nos vemos abocados en el día a día. Percibir la vida del acuario antes de dormir o en momentos diarios donde necesitamos concentrar nuestra calma es una de las medidas más placenteras que dan sentido a todo el esfuerzo que conlleva su mantenimiento.

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Los peces también son animales de compañía

Es cierto que no podemos salir a pasear con nuestros peces, y tampoco sirven para acariciarlos en el sofá mientras vemos un maratón de series. Sin embargo, el movimiento de los peces siempre está ahí, y lo cierto es que una vez que has normalizado dedicar tiempo a mantener el acuario, cuidando de sus inquilinos, se empieza a generar un vínculo profundo entre los peces y tú. No es nada despreciable la compañía que dan los peces, aunque sin duda se trata de otro tipo de actitud diferente a la que encontraríamos en un mamífero o un ave. Los peces también son divertidos, curiosos, y mantienen sus propias disputas entre ellos, lo que más de una vez te sorprenderá al ver como se persiguen, pelean o tratan de evitarse.

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Ventajas de los acuarios frente a otras mascotas

Para cada tipo de persona existe un tipo de mascota, tener peces en casa garantiza el silencio, son animales extremadamente silenciosos y como mucho el sonido que emana del acuario será el del motor que depura el agua (aunque hay modelos muy silenciosos). En ocasiones es muy divertido escuchar algunas burbujas que se escapan del acuario, o algún aleteo superficial, ese será el único ruido que nos reportará. Por otro lado, son mascotas muy limpias, los peces no dejan mal olor ni se relacionan con el resto de la casa, por lo que salvo cuando debemos realizar las labores de mantenimiento del agua para cambiar el tanque, la acuariofilia no implica ninguna molestia ni de ruido ni de olor.

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Animales independientes

Aunque tener un acuario grande y bien acondicionado en casa no es barato, lo cierto es que una vez que hacemos esa primera inversión disponer de este tipo de mascota es una de las relaciones con animales más baratas que podremos tener. Los peces no acuden al veterinario, no necesitan ni de vacunas ni de cuidados que impliquen tratamientos o medicinas. Son animales que se alimentan generalmente de comida que tienen un coste muy bajo, muy fácil de adquirir y con muy poca complicación para la toma. Por todo ello, tener peces se hace muy llevadero en el día a día, sólo necesitan ser alimentados una vez al día, no acusarán la falta de tiempo que les puedas conceder para jugar u observarles ni necesitarán nada más de tu parte, por lo que ese alto nivel de independencia es un motivo más que suficiente para que los momentos de relax en los que contemplamos como nadan los peces sean completamente placenteros, pues no piden nada a cambio.

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