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Un amigo cada vez más inteligente

Se dice que el perro es el mejor amigo del ser humano, sin embargo ese dato va más allá, porque se trata de la mascota que más tiempo ha permanecido conviviendo cercano a nosotros, se data en 15.000 años el tiempo que estos animales conviven en el proceso de domesticación. Esto hace que sea una especie en proceso de evolución y que gracias a la convivencia se desliguen evolutivamente de sus antepasados, los lobos, porque la interacción que tienen con el hombre les aporta un reto de inteligencia constante, pues demandamos de ellos que nos comprendan, les ponemos a prueba y favorecemos un entorno en el que pueden desarrollar su cerebro. Por eso, se cree que los perros de hoy son enormemente más inteligentes que los de hace 15.000 años, y que ese crecimiento en sus conexiones sinápticas, que son casi el triple que las de los gatos, irá a más con el paso de los años. 

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Tu perro no te echa de menos

Los perros tienen una memoria muy limitada en el corto plazo. Cuando te vas de casa, si no le avisas ni haces ningún alarde dramático, lo más probable es que el perro ni se entere, y una vez que han pasado unos minutos no logrará identificar que no estás. La pregunta que cabría hacer es ¿por qué se olvida con tanta facilidad? No es que no nos tenga aprecio, pero el apego de los perros se basa en el presente. Un perro sí puede extrañar que te vayas, justo en el momento de irte, pero no profundizan en que te has ido una vez que no estás, ni harían lo que hacemos los humanos: intentar razonar en los motivos sobre por qué te has ido o hacer hipótesis sobre cuándo volverás.

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Tu perro sabe qué hora es

No tiene reloj, pero conoce bien qué momento del día es, a veces con mucha precisión. Porque los perros tienen un sexto sentido que les ayuda a reconocer patrones sonoros, olfativos y térmicos. Toman buena nota de forma instintiva sobre a qué hora sueles lavarte los dientes, o a qué hora suena diariamente la alarma del colegio que hay frente a tu casa. Todos los días hay un sin fin de cosas que ocurren siempre a la misma hora y que van asociadas a sonidos, hechos u olores, y ellos acaban por identificar cuáles son las cosas que se repiten y las que no, y sacan conclusiones sobre cuánto falta para que anochezca en función del último patrón reconocido cercano a la noche, por ejemplo.

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Saben qué sientes

De la misma forma que son capaces de aplicar patrones sobre el paso del tiempo, también pueden utilizar esa facultad para saber qué emociones estás sintiendo. Los perros saben interpretar los cambios que tienes en tu comportamiento: si lloras, sudas, bostezas o ríes, tratan de comprender cómo te afectan estas variables y por eso se adelantan a determinar que un patrón te está generando tristeza, por eso tratan de consolarte, por ejemplo. ¿Por qué lo hacen? No es sólo porque te quieran, sino porque los perros están preparados para identificar el lenguaje no verbal de su manada para fomentar que estén siempre en la mejor de las disposiciones por si ocurre un ataque de otro grupo o si hay que salir cazar, por eso, si tu perro te ve bajo de energía, tratará de que te repongas antes de que algo ocurra y tú no puedas hacer frente a cualquier imprevisto inminente.

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Los perros sí sudan, pero solo en dos zonas

Sería extrañísimo ver a un pelo sudando, esa imagen jamás la podrás ver porque su piel no tiene glándulas sudoríparas dado que la recubre un manto de pelo y, como cualquier otro animal, no compatibilizan tener pelaje con sudar. Sin embargo, los perros sí sudan cuando tienen mucho calor, como respuesta de su organismo para humedecer ciertas partes de su cuerpo y ayudar a que no se resquebrajen o para favorecer su mejor funcionamiento, es el caso de la trufa y las almohadillas. Por eso, ante un golpe de calor podrás identificar que el animal tiene la punta de su morro húmedo, por la trufa. También, en situaciones de mucho calor, sudar es la forma que encuentra su organismo para que las almohadillas no se quemen al caminar sobre un terreno candente, como el asfalto.

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Los perros también usan sus bigotes

Aunque los gatos son los animales más famosos por sus bigotes, si miras detenidamente a tu perro verás que también los tiene. En algunas razas de perros parecen simplemente pelos más gruesos que se camuflan casi a la perfección con el resto del pelaje del morro. Pero aunque no sean muy visibles, para ellos es una parte de su cuerpo muy importante y, por ello, nunca debes cortarlos, porque les ayuda a ver en la oscuridad. Ten en cuenta que su forma de interactuar en las distancias cortas no siempre puede ser la vista, pues no tienen un enfoque visual muy bueno y en la oscuridad pierden mucha visión (aunque ven mucho mejor que nosotros), así que la forma que tienen de no darse contra el suelo cuando husmean y para no chocarse contra las esquinas, es calibrar las distancias con el roce sutil de sus bigotes al impactar éstos contra cualquier superficie u objeto, especialmente en la oscuridad.

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Su edad es relativa

Cuando decimos que cada año de un perro equivale a 7 humanos es porque estamos haciendo una regla de tres entre lo que vive esa raza y lo que viviría un ser humano, por tanto estamos midiendo, simplemente, su esperanza de vida y aplicando una cuenta atrás para identificar el fin de sus días. Sin embargo, los perros alcanzan otro tipo de madurez y a otro ritmo de lo que lo haríamos los humanos. Por un lado, debemos tener en cuenta que como la inmensa mayoría de los animales, pueden ser casi autosuficientes al muy poco de nacer, y pese a que los cachorros sean juguetones y algo irreflexivos, en nada se parecen a los niños humanos, pues son capaces de cazar y de buscar su supervivencia muy por encima de lo que consigue nuestra especie. Madurativamente un perro de un año ya tendría las facultades equivalentes a un adolescente humano de 15 años. Sin embargo, por mucho que maduren su inteligencia nunca superará a un niño de 2 años, por muy mayor que sea el perro, aunque su actitud sí pueda ser enormemente más calmada y con mayor autocontrol que un niño de esa edad.

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Imita tu bostezo para defenderse

Si te fijas bien, es común que si tú bostezas tu perro también lo haga, especialmente si estáis en un espacio abierto y con poca familiaridad. Este es un instinto que tienen algunos mamíferos pues, para ellos el bostezo es una forma de oxigenar el cerebro ante una amenaza inminente. Lo que cree el perro cuando te ve bostezar es que de un momento a otro iniciarás una batalla contra otra manada o que saldrás a buscar una presa de la que has tenido el instinto certero de reconocer. Si tú te lanzas a esa batalla, él te acompañará, pues para él sois miembros de la misma manada, así que ante tu bostezo, él se prepara igualmente bostezando, para despejar el cerebro y pensar con mayor claridad.

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Tu perro también sueña, gracias a ti

Se ha determinado científicamente que los canes son capaces de soñar, y que lo hacen gracias a que son una especie que se ha acostumbrado a vivir con los seres humanos, lo que les proporciona una seguridad que no encontrarían en el entorno natural. Gracias a que se sienten enormemente protegidos en el hogar, se conceden a sí mismos la facultad de ahondar en una fase REM, un nivel de sueño insólito para cualquier otro tipo de animal. Es en esta fase cuando se producen los sueños, que les ayudan a aprender mejor, a registrar hechos vividos dentro de su memoria y a convertirse poco a poco en animales más inteligentes, consolidando en mayor medida las conexiones sinápticas de su cerebro.

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