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1. Menos alergias en humanos

Aunque hay quien cree que la alergia de los gatos la produce su pelo, lo cierto es que el motivo real es una proteína denominada Fel D10 que está presente en su piel y saliva. Cuando el gato se asea impregna con ese alérgeno el ambiente y produce síntomas en los seres humanos alérgicos. Tanto la raza ragdoll como persa están empatadas en esto, no son gatos hipoalergénicos, ni tienen una excesiva carga de esta proteína, están en el término medio de cualquier gato.

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2. Mejor grado de sociabilidad

Encontramos un empate en lo que se refiere al gato más sociable, entre las razas persa y ragdoll no hay diferencias significativas y dependerá del gato en concreto y de su forma de ser. Ambas razas son dóciles, cariñosas y tienen una paciencia por encima de la media cuando nos referimos a un gato, se llevan bastante bien con otros animales, personas e incluso niños.

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3. Mayor longevidad

La esperanza de vida de un gato lo determinan muchas variables entre las que destacan su alimentación, el ejercicio que realice, el ambiente en el que viva y otras cuestiones individuales. Sin embargo, existe una media para cada raza de gato que determina que los ragdoll pueden vivir entre 11 y 15 años, siendo superados en dos años por los gatos persa, que viven entre 12 y 17.

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4. Menos cambio de pelo

Tanto los gatos persas como los ragdoll son gatos capaces de llenar la casa de pelo sin que podamos hacer mucho para evitarlo. Esto depende de las estaciones, sus cambios hormonales y la necesidad que experimentan de estar más frescos o más abrigados. De entre las dos razas de gato el que más pelo suelta es el persa, lo cual es comprensible, pues tiene más, así que la raza ragdoll sería la que más discreta a la hora de mudar el pelaje.

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5. El gato con más salud

Ambas razas son de pedigrí, por lo que pueden presentar enfermedades hereditarias. La más típica y preocupante en ragdoll es la miocardiopatía hipertrófica, afección que tienen muchos gatos y que produce un agrandamiento del miocardio. Sin embargo, los gatos persas presentan muchos más problemas de salud, como por ejemplo la enfermedad renal poliquística, que se desarrolla en el segundo ciclo de vida del felino y que provoca la degeneración quística de los riñones. Otras afecciones de los gatos persas son la atrofia progresiva de la retina y la displasia de cadera.

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6. La alimentación menos compleja

A la hora de evaluar la alimentación vamos a tener en cuenta cual de las dos razas es más fácil de alimentar y por tanto, incurrirá en menos gasto. Si tenemos en cuenta las necesidades de los gatos persas, lo cierto es que su pelaje y complexión nos exigirán un nivel alto de compromiso en su alimentación. Por el contrario, el ragdoll presenta una alimentación más convencional, pese a ser un gato grande y enérgico, no necesita ningún cuidado especial y siempre que su dieta sea saludable y equilibrada se sentirá satisfecho.

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7. El gato más 'hablador'

Ambas razas se pueden catalogar como poco habladoras, ni al ragdoll ni al gato persa le interesa demasiado expresarse con sonidos vocales, lo que les convierte en los perfectos compañeros de piso si tienes el sueño sensible o si no quieres recibir quejas constantes en forma de maullidos felinos. Sin embargo, si tuviéramos que medir cuál de las dos razas es más habladora, ganarían los persas, pues los ragdoll son extremadamente silenciosos. 

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8. Cuál disfruta más con el ejercicio

Que un gato haga mucho ejercicio puede ser bueno, aunque por otro lado le convierte en un animal enérgico que podrá meterse en líos o generarnos problemas. A la hora de valorar a un gato es interesante encontrar un término medio para evaluar que no sea ni una marmota ni un torbellino. En esta comparativa sobre el ejercicio que hacen y demandan estas dos razas de gato el que más energía presenta es el ragdoll, cumpliendo un término medio óptimo, sin embargo, el gato persa es bastante perezoso y generalmente presentará una energía mínima.

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9. El mejor gato para los niños

El gato persa puede soportar que los niños le peinen y le hagan mimos, pero no podemos esperar de él que se muestre excesivamente animado frente a esta idea, en cuanto pueda se escapará de sus manos dejando a los niños intrigados sobre su paradero. Sin embargo, mucho más participativo es el ragdoll, que generalmente suele disfrutar de la compañía de los niños y se involucra en sus juegos como uno más.

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10. Y el ganador es…

Si tuviéramos que decantarnos por uno de los dos gatos atendiendo a estos baremos ganaría el ragdoll, porque suelta algo menos de pelo, presenta menos problemas congénitos de salud y menos enfermedades degenerativas, pese a ello viven de media 2-3 años menos que los persas. Su alimentación necesita menos atenciones, son gatos más silenciosos y no maúllan demasiado, hacen bastante ejercicio sin generar conflictos y se llevan muy bien con los niños.

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