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Todos necesitamos retos que nos hagan la vida emocionante. También los gatos. Sin embargo, cuando estos retos nos molestan, ponen en peligro nuestra estabilidad, y nos hacen sentir en peligro constante. Eso significa que hemos atravesado la frontera de lo emocionante para entrar de lleno en el estrés, y a los gatos también les pasa.

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