Hablamos con Isabelle Junot: 'De mi madre he aprendido a no tener miedo a ser yo misma con la moda'

La marquesa de Cubas nos desvela, además, la importancia de la colorimetría para ella a la hora de vestirse y cómo es su relación con las últimas tendencias

Por Paula Callejo

Este 2022 está marcando, sin duda, un antes y un después en la vida de Isabelle Junot, en todos los sentidos. En el plano personal, el pasado abril pasó por el altar junto a Álvaro Falcó, poniendo el broche de oro a su relación en una ceremonia celebrada en el Palacio del marqués de Mirabel (Plasencia) y convirtiéndose, por lo tanto, en marquesa de Cubas. A nivel laboral, su participación en Masterchef Celebrity ha disparado su popularidad, como le ocurrió a su prima política Tamara Falcó, permitiendo al público conocerla un poco mejor y abriéndole las puertas a nuevos proyectos y colaboraciones a la vez que continúa con su trabajo como coach de alimentación intuitiva. Nos encontramos con ella en la Milla de Oro madrileña para hablar de estos desafíos, así como de su relación con el mundo de la moda y los trucos que ha aprendido de su madre, la famosa modelo danesa Nina Junot.

- El vestido de Isabelle Junot que no te podías perder: comodísimo y 'made in Spain'

A pesar de que ella afirma "no saber mucho" de moda, Isabelle está considerada un auténtico referente en este campo, y cada look que escoge tanto para ocasiones especiales como para su día a día causa auténtica sensación. En esta ocasión, aparece ataviada con un vestido beis de cuello subido, volantes en el escote y detalles plisados firmado por Souvenir, que ha elegido, como dice entre risas, por hacer un guiño a los capuccinos que promociona, puesto que Isabelle sigue los pasos de Diane Kruger y se estrena como embajadora de la marca WMF.

Explícanos qué es exactamente el coaching de comida intuitiva y saludable al que te dedicas. ¿Por qué decidiste enfocarte en ello?
Es un enfoque hacia la comida que te quita de factores externos como dietas, reglas alimentarias restrictivas, prejuicios como ‘no puedo comer carbohidratos por la noche’, ‘solo como pan por la mañana’ o ‘si me tomo una tarta, luego tengo que hacer deporte’… todas esas normas que tenemos a la hora de comer te quitan de poder enfocarte y conectarte -por muy hippie que suene- con tu cuerpo, tus señales de hambre y de saciedad. Es aprender a comer de forma que te fijes no en cómo quieres verte sino en cómo quieres sentirte. Yo tengo un programa online de cuatro meses con diferentes temas y asesoro también vía web.

Hay básicamente diez pautas (no las he inventado yo, ya existían) para hacer esas paces con la comida, con lo que consideras alimentos prohibidos y poder incluirlos sin que te afecte, que te sigan encantando cuando te los comas, pero sin ansia, vivir sin culpa y sin compensaciones, escuchar tu cuerpo y respetar tu saciedad. Hay que dejar de comer por tus emociones y hacer deporte porque te apetezca y te haga sentir bien, no para quemar calorías o adelgazar.

En muy poquito tiempo viviste tu boda, tu luna de miel y tu primera participación en un concurso de televisión nacional. Muchos sentimientos y también mucha exposición. ¿Cómo lo gestionaste?
Desde luego, es una montaña rusa emocional, pero la manera en la que lo hago es tirando para delante, de verdad. Con miedo o sin miedo, voy gestionando todo lo que salga. Tengo una fuerza interna que me dice que sé que al final, si me concentro y hago lo que pueda, sale bien. No siempre va a ser perfecto, desde luego que no, voy a cometer errores… Pero tengo que creer en mí misma y no tener miedo a lo que diga la gente. La boda es una cosa, la luna de miel es otra, lo vives en el presente… Meterte en un programa como Masterchef es algo que impone mucho, sobre todo para mí, que no he hecho nunca televisión. Intento hacerlo lo mejor que puedo, ser natural y confiar.

¿Cómo ha sido la experiencia de Masterchef y la posterior emisión?
Se agradece que no se emita en directo porque puedes volver a vivirlo todo, y es verdad que hay cosas de las que te olvidas. Piensas en ese momento y no te acuerdas de nada, es todo un blanco. Es genial volver a verlo, ver cómo lo han editado, cómo acabas viendo tu propia imagen, juzgándote. Me divierte mucho verlo, me encanta ver cómo ha salido todo y me sorprende mucho porque desde el minuto uno pensaba que iba a estar más nerviosa de verme ahí y al final cero.

Ya estás (como mínimo) en la semifinal. ¿Te pensabas que ibas a llegar tan lejos cuando empezaste?
Siempre voy muy de ‘claro que sí, voy a llegar a la final’, me aferro a esa parte americana que tengo de competitividad y creer en mí misma, pero luego hay una parte humana más europea que me dice ‘como llegue al episodio 5 ya es un reto superado enorme’. Estoy muy feliz, no me lo esperaba en realidad, confiaba pero no lo esperaba.

Además de, evidentemente, tus platos, también se comentan mucho tus estilismos en Masterchef y, por supuesto, los que luces en eventos como el de hoy. ¿Cómo es tu relación con el mundo de la moda?
Me encanta la moda, pero creo que no sé tanto sobre el tema, no es mi dominio ni mi fortaleza. Intento ser un poco intuitiva, no es que siga las tendencias, pero si hay algo que me gusta de una, voy a por ello, y si no me gusta, pues no. No porque esté de moda voy a ponérmelo. Al vestirme, necesito sentirme yo, más que nada. Es algo de lo que me he dado cuenta a lo largo de los años viviendo aquí. Al principio vas a un showroom, te dejan algo y puede ser increíble, pero he aprendido a decir ‘pues esto es increíble pero no lo veo en mí’. Tienes que conocerte mejor a ti misma, ya sea con la comida, con la gente o con cómo te vistes. Es importante tener tu propio estilo.

Tu madre es una mujer elegantísima y ha estado muy ligada siempre al mundo de la moda. ¿Qué has aprendido de ella en este campo?
Diría precisamente que eso, no tener miedo a ser yo misma y saber ponerme en valor y qué es lo que me favorece. De mi madre he aprendido mucho el tema de los colores: qué te favorece, qué no, qué te da luz, qué no… La colorimetría. Todas tenemos una paleta que nos identifica, yo soy invierno, mi madre es verano, entonces los colores que le van a ella no me van a mí, pero por ejemplo con mi hermana coincido y es genial porque le puedo robar mucha ropa, pero a mi madre no tanto.

Isabelle Junot, la marquesa que adora los vestidos sostenibles de tul

¿Te llamaría la atención lanzar algún proyecto relacionado con la moda como hizo Tamara Falcó o de momento sigues centrada en la cocina?
Mira, yo al final del día me atrevería a hacer cualquier cosa si entra en mi visión de lo que a mí me gustaría. No sé si esto es parte de mi futuro o no, creo que no, pero no sé, si se me propone algo podría ser…

Quizás una colaboración con la marca de la propia Tamara
Quién sabe, puede ser.

Tu nueva popularidad te permite también haber fichado como embajadora de firmas como es el caso de WMF. ¿Qué sientes ante estos nuevos proyectos?
Los proyectos que me salen cada vez son mejores, estoy muy agradecida y sobre todo cuando puedo representar a una marca como esta, y de verdad lo digo, lo importante que es para mí cuando estoy representando algo de verdad creerlo, no decirlo por decir. En este caso, el café me encanta, forma parte de un momento muy especial cada mañana, una rutina contigo misma, empezar el día con un buen tono. Usar la máquina es muy divertido, además de fácil, puedes crear el café totalmente personalizado: espuma, temperatura, la presión con la que se muele el grano…

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