Por qué deberías abrazarte más con tus amigas

Un estudio elaborado por científicos de la Universidad Carnegie Mellon, concluyen que este sencillo gesto puede ser un gran remedio antiestrés

Por Regina Navarro

Descubrir cómo ser un poco más feliz sigue siendo una de las áreas de estudio que más fascina a parte de la comunidad científica. Tanto que algunas universidades de prestigio como Yale cuentan, en sus planes de estudios, con Psicología y Buena Vida, una clase en la que se pretendía enseñar a los estudiantes a ser más felices, y que batió récord en el número de matriculaciones. Según el Índice Mundial de Felicidad, en España nos cuesta un poco más sonreír que hace algunos años. Si en 2017 ocupábamos el puesto 34º de la lista, este año hemos descendido dos posiciones y, aunque no es sencillo conocer con seguridad qué invita a que la población se sienta mejor o peor que otros años, los problemas sociales, económicos y políticos tienen mucho que ver.

Hay expertos como Laura Vanderkam, autora de Off the Clock: Feel Less Busy While Getting More Done (Penguin Random House), que aseguran que la felicidad del día a día y, por tanto, una felicidad a medio y largo plazo, depende en cierta medida de plantearse una sola pregunta: ¿será mi yo futuro feliz con esta decisión? Otros, como Matthieu Ricard, nombrado el hombre más feliz del mundo, cree que la clave reside en el florecimiento personal. Beyoncé asegura que ella sigue el método de los 21 días para reeducar el cuerpo y sonreír un poco más. Y, aunque puede que se trate de un cúmulo de todos ellos, los abrazos también influyen. Al menos eso es lo que concluye un estudio llevado a cabo por la Universidad Carnegie Mellon (Pensilvania).

Según han desvelado los expertos, este tipo de muestra de cariño, puede tener un impacto medible positivo en el estado de ánimo de personas que han experimentado un momento de estrés o un conflicto social. "Un comportamiento muy simple y directo - abrazar - podría ser una forma efectiva de apoyar tanto a hombres como a mujeres que están experimentando problemas en sus relaciones", explica Michael Murphy investigador del estudio y experto. Tal y como recoge la publicación, los científicos midieron el grado de estrés y positividad de un grupo de personas todas las noches durante dos semanas. Lo llamativo del caso fue que aquellas que, a lo largo del día, habían recibido un abrazo, solían sentirse mejor anímicamente que las que no habían tenido ese tipo de contacto. "Esa fue la tendencia independientemente del género, edad, raza, estado civil, número total de interacciones sociales y estado de ánimo promedio", añade el estudio.

 

Una de las conclusiones más llamativas a las que llegaron los expertos es que este tipo de mejora anímica no funciona, necesariamente, cuando un familiar o un amigo da una muestra de afecto, solo cuando se trata de abrazos. “Hacen que las personas sientan que les importan, que tienen a alguien que está a su disposición, pero no hacen o emiten ningún juicio”, apunta Murphy en declaraciones a la revista Time. Además, los abrazos podrían tener otra ventaja más: la investigación sugiere que el contacto físico puede provocar cambios beneficiosos en el cuerpo. Este tipo de contacto suele reducir la actividad cardiaca y cerebral directamente relacionada con el estrés. También ayuda a liberar oxitocina, una hormona que mejora el estado de ánimo.

No es la primera vez que un estudio concluye que abrazar tiene consecuencias positivas para el estrés, la ansiedad o la tristeza. En 2012, una investigación publicada en Journal of Science Psychology, aseguraba que los abrazos eran capaces de alejar los miedos existenciales que, cada cierto tiempo, suelen llegar a la mente. En 2010, un estudio llevado a cabo por la Universidad de Miami concluyó que, cuantos más abrazos se recibían y daban, menor era la presión sanguínea. El psicólogo Matt Hertenstein explicó a la radio estadounidense NPR que el efecto químico de este acto, ayuda a mejorar los niveles de felicidad de las personas. Por eso, hace ya más de diez años, surgió en Australia una iniciativa pionera que, bajo el nombre Free Hugs, ofrecía abrazos altruistas a personas que los necesitaban para superar los problemas a los que se enfrentaban en el día a día y ser, de ese modo, un poquito más felices.

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