La sobrina del rey Felipe VI, Victoria Federica de Marichalar, encadena semanas de cenas, celebraciones y encuentros navideños que, más allá del brillo propio de estas fechas, funcionan como un termómetro bastante preciso de su momento vital. Uno de los más recientes ha sido la cena de Navidad organizada por Dior en Madrid, una cita íntima y cuidadosamente pensada que ha reunido a algunos de los rostros más cercanos a la firma francesa, entre ellos, Ona Mafalda, madrileña de corazón y princesa de Bulgaria. Allí, en un escenario casi irreal y envuelto en una atmósfera exuberante, Victoria ha apostado por un total look negro sencillo de copiar y muy eficaz para estas fiestas, confirmando algo que ya es evidente: su relación con la moda atraviesa una etapa de plena madurez.
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El encuentro ha tenido lugar en Bingutti, el singular espacio creado por la interiorista María Santos en pleno barrio de Salamanca. Más que una tienda, es un viaje sensorial: muebles vintage, piezas de autor, lámparas de latón de los años setenta, mesas de ónix y vajillas en tonos verdes y azules conviven entre papeles pintados, arañas de cristal y una vegetación que parece haberse escapado de un decorado cinematográfico. Pasado y futuro se mezclan sin fricción, y ese clima ligeramente distópico ha resultado el telón de fondo perfecto para una mesa navideña tan festiva como sofisticada.
El look: un conjunto negro de dos piezas infalible
Para la ocasión, Victoria Federica ha elegido un conjunto negro de dos piezas que juega con los volúmenes y las proporciones. Un top sin mangas, de líneas limpias, con un sutil drapeado y un cuello alto con volumen que aporta estructura y un punto teatral, combinado con unos pantalones cortos de pinzas, amplios, casi confundibles con una falda. El negro, lejos de resultar previsible, se convierte aquí en una declaración de intenciones: elegante, atemporal y tremendamente versátil.
No es casualidad que ella misma lo mencione como un valor seguro cuando habla de sus elecciones para estas fechas. “Para mí, un básico infalible es un vestido negro, que nunca falla, o un traje de dos piezas”, ha confesado recientemente. Una idea que conecta directamente con este estilismo, pensado para cenas navideñas donde menos es más.
El bolso amarillo que no pasa desapercibido
El conjunto se ha completado con medias negras y un bolso que rompe deliberadamente la monocromía. Victoria optó por un Lady D-Joy de Dior en amarillo, realizado en piel acharolada, una elección que aporta luz y carácter sin restar elegancia. El modelo, heredero directo del icónico Lady Dior, resume bien la estética de la maison: líneas depuradas, costuras Cannage y los clásicos charms dorados que cuelgan discretamente.
La relación de Victoria con Dior es sólida y visible desde hace años, especialmente durante las semanas de la moda de París, donde es habitual verla en los desfiles y en el front row, moviéndose con naturalidad en un entorno que conoce bien desde su primera Alta Costura en 2021, a la que acudió acompañada de su padre.
Su gusto por las joyas heredadas y su característica melena XL
En cuanto a las joyas, la elección ha sido coherente con el resto del estilismo: pendientes largos y anillos de diamantes que aportan brillo sin robar protagonismo al conjunto. Un guiño sutil a su gusto por las piezas con historia, algo que ella misma reconoce cuando habla de su armario. “Alguna joya que tenga heredada de alguna de mis abuelas o incluso de mi madre” es, según cuenta, lo que más podría sorprender si alguien lo revisara. Ha lucido su melena XL suelta, lisa y con raya en medio —ya casi una seña de identidad— y un maquillaje favorecedor, con la mirada marcada y el resto del rostro en equilibrio.
Un 2025 muy especial para Victoria
Este cierre de año llega, además, tras doce meses especialmente significativos para Victoria de Marichalar. Un 2025 que ella misma define como “un año de crecimiento, superación y mucho aprendizaje”, tanto personal como profesional. Ha logrado consolidarse como uno de los rostros más influyentes de su generación en la industria de la moda. Aun así, huye de etiquetas grandilocuentes. “Icono y referente son palabras muy elevadas para mí. Lo que realmente intento es mantenerme fiel a mí misma”, asegura.
En Navidad, reconoce, le gusta permitirse un poco más. “Lo que más me gusta de la moda en estas fechas es poder dar un toque extra a los looks y al maquillaje. La libertad del más es más”, explica. Y ese espíritu se percibe en elecciones como la de esta cena de Dior: un look negro aparentemente sencillo que, en realidad, está lleno de matices. Para 2026, pide algo tan básico como revelador: salud y tiempo con los suyos.