A golpe de talento y determinación, la barcelonesa Jana Pérez ha logrado alinear su vocación con su profesión de actriz. Y como una princesa de cuento, en sentido literal, debutó en la gran pantalla a las órdenes de Kenneth Branagh, en Cenicienta, papel que le abrió las puertas del éxito y le permitió alternar proyectos nacionales, como la serie Fariña, con otros internacionales, como The One, o su próximo estreno, Rise of the Footsoldier. Los sueños no tienen límite y los de Jana pasan por trabajar con Antonio Banderas o Angelina Jolie y seguir triunfando con la firma de moda que arrancó en plena pandemia.
Actriz, empresaria de moda y modelo. ¿Cómo logras que funcione todo a la vez?
Creo que la clave está en encontrar el equilibrio. Durante años pensé que tenía que elegir entre mis facetas, pero luego entendí que todas forman parte de una misma esencia: la creatividad. No hay fórmulas mágicas, solo disciplina, pasión y una gran conexión con lo que hago.
¿Vivir la moda desde el backstage y conocer a tantos diseñadores te animó a la hora de lanzar tu propia firma?
Sin duda. Cuando comencé como modelo siempre supe que algún día construiría algo que uniera todo lo que soy: la pasión por la estética, la sensibilidad y la necesidad de crear desde el alma.
¿Qué otros pilares básicos del negocio has tenido que aprender?
Organización, estrategia, constancia, gestión de equipos, planificación, a confiar en los procesos y tiempos, a tener paciencia y a disfrutar del camino.
Como actriz, te has formado a fondo, aprendiendo idiomas, acentos, a cantar y bailar… ¿Vivir es aprender?
La vida es una escuela constante. La interpretación me ha enseñado que siempre hay algo nuevo que descubrir de uno mismo y de los demás.
¿Qué has descubierto de ti misma?
Emociones que quizá tenía guardadas y que, a través de los personajes, he podido entender y liberar. Es un viaje muy profundo, a veces incluso terapéutico.
Has comentado que te encantaría trabajar con Antonio Banderas. ¿Sueñas con conquistar Hollywood, como él?
Le admiro muchísimo por su trayectoria, su entrega, su humildad y pasión por lo que hace. He coincidido con él en varias ocasiones y trabajar juntos sería un sueño. En cuanto a Hollywood, no me obsesiona. Lo importante no es el lugar, sino las historias que contamos.
En 2015 trabajaste en la superproducción de Disney, Cenicienta, de Kenneth Branagh. ¿Cómo te llegó la oportunidad de este éxito de taquilla?
Fue mi primera película. En esos momentos estaba viviendo en Londres y me llamaron para una prueba sin darme demasiada información. Días después me confirmaron que era para Cenicienta, dirigida por Kenneth Branagh. ¡No me lo podía creer!
Tres años más tarde, volviste a España a rodar la serie Fariña. ¿Cómo te sentiste siendo profeta en tu tierra?
Muy agradecida por la oportunidad y por poder interpretar a Camila. Fue todo un reto.
La interpretación es, en ocasiones, una carrera de altibajos. ¿Cómo llevas esos momentos en los que estás esperando una llamada que no sabes si llegará?
He aprendido a tomármelos con más calma y a entender que forman parte del camino. En un momento dado, decidí no estar tan pendiente del teléfono y centrarme en mí. Así nació mi firma de moda, de una necesidad de crear, de canalizar esa energía en algo que también me hiciera feliz.
¿Qué te resulta más fácil: hacer reír o llorar?
Depende mucho, pero quizás hacer llorar. Cuando conectas con una emoción real, las lágrimas salen solas.
¿Cómo de importante es para ti el vestuario a la hora de construir tu personaje?
Es un pilar fundamental, la pieza que te activa y te ayuda a conectar con su energía, su historia y su forma de moverse. Cuando el vestuario encaja, todo fluye.
En este editorial posas con fabulosos abrigos. ¿Son para ti la prenda clave del invierno?
Sí, totalmente. Creo que todos los abrigos de la sesión son espectaculares y me costaría mucho escoger uno. Soy superfán de este básico, no solo por su funcionalidad, sino porque completa cualquier look.
Si echásemos un vistazo a tu armario, ¿qué otros imprescindibles encontraríamos?
Unos buenos vaqueros, camisas blancas, blazers, jerséis de cashmere, bufandas XL y unas botas cómodas, pero con mucho estilo.
Es evidente que cuidas tu aspecto físico, pero ¿te mimas también por dentro?
Para mí el bienestar interior es fundamental. Y no se consigue solo entrenando o comiendo bien, sino haciendo cosas que te hagan sentir plena. Medito cada noche, hago deporte, disfruto de la naturaleza y de las personas que me aportan. Huyo del conflicto y procuro vivir desde el respeto. Hace unos años leí Ikigai, un libro que habla de las personas más longevas del mundo y, precisamente, su secreto está en eso: en vivir en paz constante, encontrar un propósito y rodearse de lo que de verdad da sentido a sus vidas.
Has confesado que eres una persona muy espiritual que confía en las energías. ¿Te da esta visión una perspectiva diferente de la vida?
Completamente. Creo que todo lo que das te vuelve. La espiritualidad me ha enseñado a aceptar, a confiar y a entender que cada etapa tiene su sentido.
También reconoces admirar mucho a Angelina Jolie. ¿Qué ves en ella con lo que tanto te identificas?
Cada vez que la veo en pantalla me transmite algo muy profundo, una verdad que impacta. Valoro mucho su compromiso con las causas humanitarias y cómo ha sabido reinventarse. Me encantaría trabajar con ella.
Por encima de todo, tu gran referente es tu madre. Soñemos un poco: ¿qué le dirías en tu discurso de agradecimiento de los Oscar?
Le daría las gracias por todo. Por haber creído en mí, incluso cuando yo dudaba, por enseñarme a ser fuerte, a tener valores y a no rendirme nunca. También por haber sabido ser mi amiga y confidente sin perder en ningún momento su papel de madre.









