Se rumorea que, en 2004, la reconocida presentadora Martha Stewart fue condenada a prisión el primer día de su juicio por cargos de conspiración, semanas antes de que se anunciase el veredicto. ¿Cómo es eso posible? Parece que el jurado se escandalizó cuando la vio llegar sujetando un carísimo bolso de Hermès. Y es que las famosas no están exentas de cumplir con un protocolo en su cara a cara con la justicia, e incluso pueden verse perjudicadas por su envidiable estatus de estrella. Chiara Ferragni es el último ejemplo de cómo estas personalidades de fama mundial transforman su estilo habitual cuando visitan los juzgados.
Chiara Ferrgani sorprende de traje en su paso por el tribunal
Chiara Ferragni ha acudido este martes por primera vez al tribunal de Milán por el caso del Pandoro, llamado coloquialmente 'Pandorogate', donde está acusada de estafa agravada por la venta de un dulce navideño promocionado como solidario. La influencer italiana ha optado por un procedimiento abreviado, más rápido y con posible reducción de pena, y el juicio se celebrará a puerta cerrada, pero esto no ha impedido a los medios fotografiar su llegada al recinto judicial. Una imagen de seriedad y austeridad que choca con estas acusaciones en su contra.
La pionera de los blogs de moda nos tiene acostumbradas al desenfado, la sensualidad y el brillo, tres pilares de su estilo desde que empezó en las redes sociales hace 15 años, pero su paso por los juzgados nos dejó una estampa completamente diferente. Vestida de traje de raya diplomática en un profundo azul marino, con su chaqueta cruzada perfectamente entallada y, debajo, una clásica camisa blanca, reafirmaba que la única alternativa válida para su encuentro con la ley era ese lujo silencioso por el que ya se decantaron otras figuras públicas de lo más FASHION cuando el escenario era un tribunal. Así que, si te resulta familiar, no es producto de tu imaginación.
Existe un 'dress code' para ir cara a cara con la justicia
El de Gwyneth Paltrow ha pasado a la historia como uno de los juicios más llamativos en términos de estilo. En 2016, chocó con otro esquiador y este decidió demandarla, aunque finalmente fue ella quien ganó el caso, así como el cariño de quienes sintonizaron las audiencias. De hecho, no tardó en acuñarse un nuevo término para los looks de la fundadora de Goop después de que estos conquistaran a críticos de moda y usuarios en redes sociales por partes iguales: courtcore.
Por millonaria que seas, solo quienes pertenecen a tu selecto club podrán reconocer la procedencia de estas prendas aparentemente sencillas, como sus botas militares de Prada, las americanas lisas de Ralph Lauren o los abrigos de lana de The Row; es decir, productos que rozan o superan los 1.000 euros. Lo más seguro es que nadie presente en el juzgado perciba que te gastaste tanto en este look, contrario a lo que pasaría si decides aparecerte en el juzgado con un bolso repleto de logos, brazaletes de diamantes o vestidos que delaten su lujosa procedencia.
"Alguien que se viste de manera descuidada puede transmitir, sin querer, que es indiferente, irrespetuoso o poco confiable, lo que puede afectar negativamente su credibilidad. Igual que en una entrevista de trabajo o en una primera cita, las primeras impresiones importan", explicó la abogada Ashley Carpenter.
¿Sus looks pueden influir en el veredicto?
Convertirse en un aburrido ciudadano de a pie es crucial para beneficiarse de un veredicto, de modo que las famosas (sean o no culpables de aquello que se les acusa) se presentan como un lienzo en blanco a los juzgados. Y es que no todo recae en la evidencia que presente cada parte: "Aunque al jurado se le instruye para que solo tenga en cuenta las pruebas presentadas, vestirse de forma adecuada demuestra al juez y al jurado que los valoras y los respetas".
Cara lavada, de tonos neutros, con trajes tan sobrios que no recuerdan nada al glamour de las alfombras rojas: así vimos a la actriz Amber Heard en el mediático juicio que la enfrentó a Depp en 2022.
Asimismo, se convocó a Kate Moss para testificar a favor del actor porque, recordemos, fue su pareja durante tres años en la década de los 90. Al igual que la acusada, como era de esperarse, quiso transmitir una imagen de fiabilidad, tirando de la combinación de traje negro entallado con camisa blanca que jamás pensamos verle a la supermodelo más bohemia.
El poder de un traje sastre
Carolyn Mair, la experta y autora de La psicología de la moda, asegura que existen pruebas que los jueces, así como el jurado popular, pueden dejarse influir por la apariencia de los representados. “El mejor atuendo para las mujeres es generalmente un traje sastre con camisa o blusa y tacones bajos. Este tipo de estilo tiene asociaciones socioculturales positivas de personas trabajadoras de clase media que siguen reglas”.
Mucho antes de que naciera el término 'courtcore', Paris Hilton se hizo toda una experta en la materia; a lo largo de la primera década del siglo, participó en varios procesos judiciales, de los cuales uno resultó en una condena de 45 días en prisión. Ese día de febrero de 2007, la heredera imploró al jurado con su look que perdonasen sus errores. Se decantó por un traje clásico de tres piezas, al que añadió una diadema sobre la cabeza con el objetivo de infantilizarse.
La primera en aplicar esta técnica fue Winona
Pocos olvidarán cuando Winona Ryder, icono de la moda gótica en los 90, cambió radicalmente su imagen, en 2001, antes de dar comienzo al juicio por un robo que cometió en la tienda Saks Fifth Avenue de Beverly Hills. Más recatada que nunca, la actriz, quien entonces tenía 30 años, dio una interpretación digna de Oscar en los juzgados.
Durante los meses que se celebró el juicio, reemplazó las transparencias y los escotes por los jerséis de motivos naif en tonos sobrios o empolvados, su vestidor se inundó de chaquetas de traje de inspiración vintage y su maquillaje era cada vez más dulce e infantil, de apariencia natural. A pesar de todo, Ryder no aportó pruebas a su favor y aceptó la culpa en busca de una sentencia leve.














