NUESTRAS EXPERTAS LO EXPLICAN

Las joyas heredadas nos fascinan, aunque no sean de nuestro estilo: el porqué está en la psicología


Hablamos con una psicóloga y una firma de joyería vintage sobre estos complementos cargados de significado, que conectan generaciones y guardan la esencia de quienes amamos


¡HOLA! Fashion Por qué las joyas heredadas generan tanto vínculo© @camilacisnerosg
15 de octubre de 2025 - 17:30 CEST

Me encanta heredar objetos que hayan pertenecido a mi madre o mis abuelas. Un vestido de invitada que luciera mi madre cuando tenía mi edad, o aquellos discretos pendientes de perlas que llevó mi abuela durante tantos años, ahora son perfectos para darles un toque especial a mis estilismos. En una casa donde conviven tres mujeres, apropiarse de esos tesoros se ha convertido en toda una odisea, una batalla campal para ver quién es la más rápida en alzar la mano y hacerse con la última joya que hayan encontrado al fondo del armario.

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© @mariagdejaime

Según la psicología, las joyas heredadas generan un vínculo más fuerte

Suelo heredar más ropa que joyas, pero lo cierto es que aquellas piezas que he recuperado del baúl de los recuerdos las guardo con especial cariño, y tienen un valor mucho más especial, aunque no siempre sean del todo mi estilo.

¿Por qué sucede esto con las joyas que heredamos? ¿A qué responde este vínculo tan fuerte con piezas que no necesariamente encajan con nuestra forma de vestir? Para despejar estas incógnitas, hemos recurrido a la voz experta de la marca de joyas vintage, Urbieta Antique, y a la psicóloga especializada en afectividad y apego, Elena Calleja.

© @urbieta.antique

“Las joyas heredadas tienen un valor simbólico que va más allá de su belleza o valor: condensan historias, vínculos. Cuando recibimos una joya que perteneció a alguien importante -una madre, una abuela…- lo que recibimos no es solo el objeto, también la carga afectiva que lo acompaña”, nos explica la psicóloga Elena Calleja. 

La experta nos habla de estos tesoros como un “puente emocional” que nos conecta con esa persona y esa historia, y una manera de revivir parte de ese relato y de nuestra propia biografía emocional: “Las joyas antiguas son pequeñas cápsulas de memoria, nos ayudan a construir una continuidad narrativa: nos conectan con lo que fuimos, lo que fueron los nuestros, y lo que somos ahora”.

© @urbieta.antique

¿Por qué nos aferramos a las joyas de nuestras madres y abuelas?

Como experta psicóloga en apego y afectividad, Elena también abarca este fenómeno desde ese punto de vista, y nos explica que llevar una joya heredada supone una “forma simbólica de decir ‘soy parte de una historia más grande que yo’”, y de este modo desarrollamos un apego hacia esas piezas que tiene mucho que ver con “esa necesidad humana de pertenencia, de raíces”.

© @urbieta.antique

Por otro lado, desde Urbieta Antique nos explican que lo que hace tan especial a una joya vintage es que son “piezas que al ser hechas a mano, son verdaderas artesanías del pasado, no son fruto de una producción en serie de joyería, y eso las hace únicas”. Son piezas que han perdurado y resistido al paso del tiempo. “Las personas que buscan joyas vintage no solo quieren un diseño único, también valoran la historia que haya detrás de cada pieza”. Les seduce la exclusividad y la tranquilidad de saber que están haciéndose con piezas únicas, “con alma y personalidad”. 

Frente a la producción en serie que predomina en el mercado actual, las joyas vintage o heredadas de nuestros seres queridos suponen una alternativa que pone en valor el legado, la historia y el vínculo emocional. Son piezas cuyo valor simbólico supera lo material, como reafirma la psicóloga Elena Calleja, ya que no son creadas para ser sustituidas, sino para trascender: “una joya antigua tiene la capacidad de sobrevivir modas y generaciones. Y eso produce una sensación de arraigo muy valiosa”.

© @urbieta.antique

Además, Elena también nos cuenta que estas joyas “nos devuelven una experiencia de intimidad con los objetos”, por el gran valor emocional que representan: “al ponernos un anillo o un broche de alguien querido, podemos sentir que también recuperamos, en cierto modo, una fuerza, una elegancia, o una actitud que admirábamos de esa persona”. Tal y como concluye Urbieta Antique, estas joyas “son un legado que se nos confía y que, aunque no sean exactamente de nuestro estilo, nos obligan a recordar nuestros orígenes y agradecer todo lo recibido (material y no material)". 

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.