Sentirse libre sobre el escenario y explorar la profundidad emocional de cada personaje fue lo que cautivó a Zoë Pastelle de la interpretación, un mundo que descubrió a través de otra disciplina artística: la danza. Y es que
En este reportaje, en el que posa con las primeras tendencias de la nueva temporada, conversamos con Zoë sobre su prometedora carrera en el cine, su éxito en las redes sociales -ha trabajado con casas icónicas como Chanel, Bvlgari y Giorgio Armani- y su feliz vida como joven mamá.
-¿Siempre te interesó la interpretación?
-Siempre me sentí atraída por el escenario. Empecé en la Academia de Ballet Ruso cuando tenía 11 años y esa etapa me inculcó una profunda disciplina y conciencia artística. La danza fue mi primer amor, pero me condujo directamente a la interpretación. La profundidad emocional y la libertad expresiva que encontré en el teatro fueron magnéticas. Un día era una bailarina delicada, al siguiente un alma rebelde.
Esa dualidad todavía resuena en mí: me encanta poder adoptar diferentes personalidades. Finalmente, seguí mi instinto, dejé la escuela de ballet y me uní a una academia de interpretación, de la que me gradué a los 18. Más o menos al mismo tiempo, mis redes sociales comenzaron a despegar, lo que me abrió puertas a viajes y oportunidades creativas inesperadas.
-¿Dirías que posar frente a la cámara también implica una forma de actuar?
-¡Absolutamente! Las sesiones de moda son como pequeñas actuaciones. Cuando me capturan en momentos reales, por supuesto que soy yo misma. Pero cuando entro en un set, me convierto en un personaje. Quizá todos son fragmentos de quien realmente soy. Las líneas a menudo se difuminan, y ahí es donde ocurre la magia.
-Tu papel en Blue My Mind te valió una nominación como mejor actriz de reparto en los Swiss Film Awards, y en 2015 ganaste el concurso ZFF 72 con My First Time, Not My Last Time. ¿Cómo te sientes al recibir estos reconocimientos?
-Es muy gratificante cuando el amor y el esfuerzo que pones en un proyecto son reconocidos. Estoy agradecida por cada experiencia creativa y por los equipos inspiradores con los que he tenido la oportunidad de trabajar. El reconocimiento es muy bonito, pero lo que más valoro es el proceso en sí.
-¿Cómo ves la evolución del papel de los influencers en el futuro?
-Creo que el papel del influencer está pasando de simplemente tener alcance a tener relevancia real. La gente ya no quiere solo consumir, quiere conectar e inspirarse. La autenticidad se ha convertido en la moneda más valiosa. El futuro es de quienes ofrecen más que productos; es de quienes comparten ideas reales, ya sea sobre estilo de vida, salud mental, sostenibilidad o cuestiones sociales. Los influencers asumirán más responsabilidad y evolucionarán hacia líderes de opinión y emprendedores digitales.
-¿Qué consejo darías a jóvenes actores, modelos o influencers que quieren iniciar su carrera?
-No te compares con los demás. Hoy parece que la gente logra cosas grandes sin esfuerzo, pero ese tipo de éxito rara vez perdura. El crecimiento a largo plazo requiere verdadera dedicación. Invierte también en mejorar tus habilidades. Al principio, el networking está sobrevalorado. Si tienes lo que hay que tener, la gente te encontrará.
-En 2024 te convertiste en madre. ¿Cómo te ha cambiado esta experiencia tan especial?
-Me transformó de la forma más profunda. Nunca imaginé un amor tan intenso y total. Me hizo más delicada, pero más fuerte y más centrada a la vez. En lo profesional, mis prioridades han cambiado por completo. Mi hijo va primero, siempre. Ser madre te enseña a bajar el ritmo y a estar realmente presente con ellos. Lo que recibo a cambio no tiene precio.
“Las redes sociales me han abierto las puertas a viajes y oportunidades creativas inesperadas”