“¡No puede ser! ¿Dónde están mis Manolos?”, podría haberse preguntado más de uno al enterarse del final de And Just Like That…, la secuela que intentó darle una segunda vida al universo de Sexo en Nueva York. Pero, como Carrie decía en la original, “Las cosas cambian, y no siempre para mejor. Pero hay que seguir caminando con estilo.” Este verano, HBO Max ha puesto punto y final a la serie… con su tercera temporada, y con ella, se despiden para siempre los looks que han acompañado a Carrie Bradshaw, Charlotte York y Miranda Hobbes en esta nueva etapa de sus vidas. Un capítulo que cerramos con un suspiro porque, a fin de cuentas, la moda es efímera, pero el estilo, ese intangible que nos hizo amar tanto esta saga, permanece.
Desde que Sarah Jessica Parker calzara por primera vez sus legendarios Manolo Blahnik en 1998, Carrie Bradshaw se convirtió en sinónimo de moda televisiva de culto. “Cuando se trata de estilo, me gusta pensar que soy una aventurera”, decía Carrie en la serie original. Y vaya si lo fue: sus looks eran una mezcla perfecta entre lo excéntrico, lo clásico y lo inesperado. Vestidos de tutú, medias de colores impactantes, combinaciones imposibles que, sin embargo, se quedaban grabadas en la retina de una generación.
Charlotte, con su delicadeza angelical y su impecable gusto preppy; Miranda, la abogada de mirada crítica y armario sobrio pero poderoso; y Samantha, la irreverente y audaz, icono de empoderamiento y sex-positivity, completaban un cuarteto que enseñó a la televisión que la moda era mucho más que ropa: era personalidad, actitud y, en definitiva, una declaración de intenciones.
La secuela estrenada en 2021 retomó a tres de las cuatro protagonistas (sin Samantha Jones, interpretada por Kim Cattrall, quien decidió no regresar), para explorar la moda desde la madurez, la crisis de los 50 y los cambios sociales actuales. Los looks, si bien alejados en parte del exceso juvenil, mantuvieron ese toque inconfundible: Carrie con chaquetas oversize combinadas con falda midi, Charlotte y su toque siempre perfecto, Miranda con sus básicos potentes. La moda seguía siendo un personaje más, una extensión de sus personalidades.
Lo más recordado
El vestido tutu y la chaqueta de lentejuelas: la primera aparición televisiva de Carrie Bradshaw que rompió moldes y arrasó en tiendas y alfombras rojas. Los Manolo Blahnik: el calzado estrella de la serie que redefinió lo que significa “zapato de culto”. No hay Sex and the City sin Manolos. El collar de perlas de Charlotte: la elegancia sin esfuerzo que representaba su personaje, un clásico intemporal. Los trajes de Miranda: que combinaban comodidad, profesionalidad y estilo urbano, revolucionando el armario femenino profesional.
Con el final de And Just Like That… y el cierre de esta era, nos queda la sensación de que, más allá del drama, la moda fue la constante. “Carrie Bradshaw ha dominado mi pulso profesional por 27 años”, ha dicho Sarah Jessica Parker en su emotivo adiós a la serie. Y no le falta razón. Porque si algo nos enseñó Sexo en Nueva York y su secuela es que el estilo no es solo lo que llevas, sino cómo lo llevas. Que la moda es un lenguaje y es parte de la vida, como otro personaje más.
Ahora, sin más temporadas ni looks por descubrir, toca cerrar el armario. Pero, como diría Carrie, “el estilo es eterno, el drama puede terminar, pero la moda siempre sigue caminando”. ¿Será este el adiós definitivo? Por ahora, toca despedirnos con nostalgia, pero con el glamour intacto.