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Dicen que las segundas partes nunca fueron buenas, pero a veces los refranes se equivocan. Y es que puede que todavía no hayamos visto la secuela de Ponte en mi lugar, aquella comedia romántica de culto protagonizada por Lindsay Lohan y Jamie Lee Curtis en 2003, que se estrenará el 8 de agosto bajo el nombre de Ponte en mi lugar de nuevo. Pero Lindsay Lohan ya puede asegurar que ha merecido la pena.
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La actriz se mantuvo años alejada de los focos para iniciar una vida más tranquila en Dubái junto a su pareja, Bader Shammas, con quien se convirtió en madre hace dos años. Pero, como en aquellas películas que la lanzaron a la fama cuando solo era una niña, a veces lo impensable también sucede. Cuando nadie esperaba que la intérprete regresase a la pantalla, lo hizo de la mano de Netflix en 2022 con una ficción navideña.
Sin embargo, está siendo este verano de 2025, cuando Lindsay Lohan está disfrutando de un reconocimiento que ha vuelto a encumbrarla como el icono pop dosmilero que, en realidad, nunca ha dejado de ser. Y no solo porque esté a punto de estrenar esta esperada segunda entrega de aquella cinta sobre intercambiar cuerpos que tanto nos hizo disfrutar hace más de dos décadas, sino también por los increíbles conjuntos con los que lo está haciendo.
Detrás de este regreso tan mediático hay una estrategia de moda impecable. Lindsay ha confiado su imagen a Andrew Mukamal, el estilista que hizo brillar a Margot Robbie en durante la promoción de Barbie, gracias al method dressing, es decir, vestir con guiños directos al personaje o la historia de la película que se promociona.
En el caso de Ponte en mi lugar de nuevo, la actriz ha recuperado la esencia de Anna Coleman, aquella adolescente rebelde que tocaba la guitarra en la banda Pink Slip. Para ello, ha apostado por vestidos que recuerdan a los del vestuario original de la cinta. Pero el más comentado, sin duda, ha sido con el que ha posado este jueves en Londres.
Durante la premier, ha estrenado un vestido a medida en color lila, de malla metálica e incrustaciones de cristales Swarovski dorados, que forman un corazón invertido en el pecho y descienden por el cuerpo como flores. Se trata de una creación de Ludovic de Saint Sernin, inspirada en aquel diseño que Lindsay lleva puesto durante la escena final de la primera película.
Pero hay un elemento de este look que ha conseguido desviar la atención del vestido. Hablamos del bolso tan original con el que lo ha acompañado, un modelo en forma de guitarra que pertenece a la firma Judith Leiber, especializada en bolsos joya, que se han convertido en auténticas piezas de colección.
Actualmente se encuentra agotado, pero este pequeño accesorio bañado con cristales de Swarovski tiene un precio de 5.195 dólares (unos 4.500 euros). Y no es el único que posee de esta popular firma, que ha conquistado a mujeres como Sarah Jessica Parker, Beyoncé, Kim Kardashian e incluso a Hillary Clinton.
La semana pasada también incorporaba a su conjunto otro bolso de Judith Leiber. Fue en Los Ángeles, durante la premier mundial de su nuevo trabajo, donde lució junto a otro vestido a medida confeccionado por Miu Miu, un bolso en forma de micrófono.
Este sí se puede encontrar todavía a la venta bajo el nombre de Microphone Karaoke: un deslumbrante clutch con cristales plateados, que se puede adquirir por 4.995 dólares (4.322 euros).