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Su pasión por la moda nació cuando era niña. La directora creativa y emprendedora Jeanne de Kroon recuerda, con cariño, cuando, con unos trozos de tela, creaba vestidos con los que luego desfilaba, orgullosa y divertida, ante familiares y amigos. Más tarde, a los dieciocho años, fue descubierta como modelo y parecía que su sueño se había hecho realidad. Ahora formaba parte del mundo de la moda.
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Sin embargo, esta industria la decepcionó. No sentía su magia, su belleza, su conexión, así que decidió dar un giro a su vida y estudiar Filosofía y Ciencias Políticas, en Berlín. Un buen día, en un viaje a Nepal, la moda volvió a cruzarse en su camino y recuperó su pasión. Comprendió entonces que “la moda es la biblioteca silenciosa más grande de historias femeninas”, y así nació la suya como emprendedora.
¿Qué desafíos has enfrentado como emprendedora en la industria de la moda?
Muchos. Uno de los mayores ha sido construir un negocio que siga los ritmos de la naturaleza, no los calendarios tradicionales de la moda. No trabajamos con fábricas. Trabajamos con artesanas, tintes naturales, sedas tejidas a mano... Eso significa rendirse a los tiempos de la tierra, confiando en el proceso y creando un nuevo sistema basado en la colaboración, no en el control. Como mujer fundadora, también he tenido que desprogramarme del “hipercontrol”. Cuanto más confíe en mi intuición, honre mi ciclo menstrual y escuche el ritmo de la vida, más podrá crecer la empresa en armonía con ello.
“Cuando era modelo, me sentía invisible. Ahora me siento radiante, porque estoy conectada con algo real, con raíces"
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Trabajamos mano a mano con comunidades de artesanas, desde India hasta Afganistán, desde el Himalaya hasta Ghana. Zazi es una co-creación, cada prenda nace en colaboración, fusionando su conocimiento ancestral con nuestra visión compartida de una industria de la moda basada en la conexión y la regeneración. Todas participan cuando están listas. Trabajamos con comunidades de mujeres que cosen en sus casas junto a sus bebés, y los diseños se crean mutuamente, compartiendo esos momentos. Creamos los mejores outfits junto a las artesanas, confiando en que, con nuestra imaginación común y pasión por la moda, ¡la belleza cobre vida!
¿Crees que aún queda mucho por hacer en cuanto a sostenibilidad en la industria de la moda?
Sí… y no. Ya tenemos las respuestas. Durante miles de años, mujeres de todo el mundo han trabajado con la naturaleza para crear textiles y belleza sin causar daño. Esa sabiduría sigue viva, a la espera de que la escuchemos. El cambio que necesitamos es un cambio de consciencia, que vayamos del control a la co-creación, de la separación a la reverencia. Cuando cambiamos lo que valoramos, podemos cambiar el mundo. Y la moda es un lugar poderoso para comenzar.
¿Te gusta seguir las tendencias o vas “en contra” de ellas?
Siempre prefiero las prendas atemporales a las tendencias. Colecciono piezas antiguas francesas, vestuario de teatro, bordados ancestrales… Cosas que tienen alma. Hay algunos diseñadores que me encantan, como, por ejemplo, Maria Grazia Chiuri, que usa la moda para contar historias sobre mujeres y artesanía. Pero, sobre todo, busco intención. ¿Estás creando desde un lugar de servicio y amor?
“Uno de los mayores retos ha sido construir un negocio que siga los ritmos de la naturaleza”
¿Cómo han influido tus viajes en tu estilo y en ti misma?
Profundamente. Viajar sola a lugares donde no hablo el idioma y solo puedo conectar a través de mujeres, bebés y telas, me llena de alegría. Desde sentarme con “mamitas” en Perú cantando a los Apus, hasta tejer con mujeres en Afganistán o escuchar en el Amazonas, son estos momentos los que me recuerdan quién soy. Cuando era modelo, me sentía invisible. Ahora me siento radiante, porque estoy conectada con algo real. Algo con raíces. Me inspiran infinitamente las mujeres del mundo.
Producción: The Crew. Fotografía: Darío Aranyo. Estilismo: Almu Carnicero. Maquillaje y peluquería: Yurema Villa. Asistente de fotografía: María Conde. Asistente de estilismo: María Monreal.