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Hasta los menos entendidos en la materia saben que la moda es estacional. Tenemos ropa para la temporada Primavera/Verano o para Otoño/Invierno. Parece sencillo, pero cuando llegan las rebajas nos liamos y compramos prendas que apenas han bajado de precio solo porque nos apetece estrenarlas al momento. "La inteligencia estilística siempre es atemporal", me dijo al respecto María Moreta, asesora de imagen. Su frase me marcó. ¿Por qué cuesta tanto tomar buenas decisiones cuando nos ponen delante los descuentos?
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1. Piensa a largo plazo: no compres por impulso
"Este problema lo veo prácticamente todas las semanas porque es verdad que la mujer compra mucho a través de impulsos emocionales. El hombre es otro cantar", me explicaba María. Aquí tenemos un primer motivo por el cual siempre invertimos mal el dinero en las rebajas: pecamos de cortoplacistas. Nos interesa solo lo que es tendencia en el momento o lo que se pueda estrenar de inmediato, para que dé ese chute de dopamina que justifica el gasto.
"El hombre es más práctico, más funcional, se basa en necesidades, pero la mujer se deja llevar por que le han ascendido y se da un capricho, que lo ha dejado con el novio y se va de compras, ¿no? Siempre es así". A mí tampoco me faltan excusas para darme un paseo por el Zara de Serrano, la verdad, aunque sea solo para mirar. El poder del autoengaño.
2. ¿Abrigos al 50%? Sí, aunque estemos en julio
Una vez nos hayamos propuesto comprar con la mente fría, tenemos que trazar un plan. Y no se trata únicamente de hacer una lista de pendientes para las vacaciones en la playa. Acuérdate de aquello que guardaste en el canapé hace solo dos meses. ¿Necesitas reponer alguna chaqueta? ¿Tienes suficientes botas? Sé que te entra el calor solo de pensarlo, pero hazme caso.
María confirmó mi teoría: "Yo siento que los mejores abrigos que tengo en mi armario me los he comprado siempre en rebajas de verano". ¡Y no es coincidencia! Los tejidos de verano son más económicos que los de invierno, de modo que encontrar una chaqueta de lana gruesa al 40% de descuento me parece infinitamente mejor que fichar un vestido de algodón con la misma rebaja.
Es en las primeras semanas del verano que las firmas buscan deshacerse a toda costa del stock sobrante. Todo lo que haya quedado sin venderse de septiembre a marzo probablemente les parezca un estorbo, ya que no pueden volverlo a poner en tienda un año después.
En esencia, por eso que los descuentos siempre serán mayores fuera de temporada: jamás te rebajarán un abrigo en enero como lo hacen en junio, al igual que ninguna marca liquidaría bañadores a las puertas de julio.
3. Menos caprichos, más básicos para toda la vida
Ya que estás comprándote una prenda que, tal vez, de otra forma no te la pudieses permitir, ¿por qué no te aseguras de que sea una que puedas repetir en decenas de ocasiones a lo largo de tu vida?
Se me ocurren tantos ejemplos que encajan en tu armario como veinteañera, a los 40 e incluso a los 60, ¡no por ello son anticuados o pasados de moda! Una chaqueta de tweed, un traje negro, un abrigo de paño, una gabardina clásica... La lista es larga.
Compra para tu Yo de ahora, no para una persona imaginaria. Es un punto en el que María Moreta incide en las sesiones con sus clientes: "Sabes que trabajo mucho el crear un armario cápsula adaptado al estilo que tienes, a la forma de vida, tus necesidades reales".
4. No esperes a que llegue "la ocasión"
¿Un último consejo? Organízate. Identifica qué piezas faltan en tu armario que podrías necesitar en una situación real, sea la oficina (una americana bien entallada), eventos de noche (un vestido negro satinado), planes deportivos (zapatillas de correr) o hasta una próxima boda (el look de invitada que siempre soñaste).
"No esperes a tener el evento más grande y más ostentoso que te genere esa urgencia por buscarte un vestido perfecto. Hazlo mucho antes. Créate tu propio armario cápsula, aprovecha las rebajas y los precios, y no vayas solo a la sección de nueva temporada".