Hay quienes piensan en el vestido de invitada en cuanto reciben la invitación de boda, o, al menos, van construyendo poco a poco en su mente qué quieren llevar. Una estrategia de lo más eficiente para aquellas que no quieren correr el riesgo de no saber qué ponerse días antes. Nuestra protagonista de hoy, Paula, nos confiesa que, a pesar de haberse hecho viral en redes sociales, "no fue uno de esos looks que se tienen pensados con meses de antelación, al contrario, ¡y es bastante usual en mí! Lo fui armando en los días previos".
La boda tuvo lugar en Jávea, un lugar muy especial para ella porque es donde veranea desde siempre. "Aposté por tonos nude, tierra y champán para resaltar el tono bronceado de la piel y que así le dieran un aire glow y elegante a la vez", explica sobre estos pequeños detalles que las amantes de la industria tienen en cuenta para sacarse el mayor partido. En su caso, lo hizo con un dos piezas muy original de sello español.
La pieza clave fue el top joya, palabra de honor, confeccionado en una maravillosa tela bordada en flores con hilo dorado, obra de la firma bilbaína Leyre Doueil. "En cuanto lo vi supe que era para mí: es femenino y delicado. Desde el primer momento quise llevarlo para esta ocasión tan especial. Y a partir de ahí, todo fue encajando: encontré una falda color champán con volantes fluidos de la firma Bimani, completaba el conjunto a la perfección, justo a tiempo", recuerda.
Los chales que lucían nuestras madres en los noventa han cobrado popularidad en las últimas temporadas, porque además de ser prácticos para este tipo de ceremonias, también son estilosos. "En esta época del año puede hacer tanto calor como algo de fresco, por eso mi madre me prestó el chal dorado. Muchas chicas me han preguntado de dónde es, ¡pero ni nosotras lo sabemos con certeza!", explica.
Para el toque final, Paula añadió unas sandalias de plataforma de Mint & Rose, "es una marca en la que suelo confiar mucho porque combinan elegancia con una comodidad real, y eso, en una boda, se agradece infinitamente", reflexiona. Y ¿por qué se decantó por este estilismo tan original que une bordados, corsés y volantes fluidos que hoy ocupa nuestras líneas? ¿Qué historia hay detrás?
"Era la boda de una amiga con la que compartí uno de los años que viví en París. Quería llevar algo que me hiciera sentir especial y que me conectara con esos recuerdos tan bonitos. Además, la celebración tenía una estética muy alegre y colorida, con inspiración de boda italiana, así que sentí que el look encajaba de maravilla con ese espíritu.