En cada estancia debe haber algo que estimule el tacto
Superficies de madera, unos cojines de terciopelo, sábanas de algodón suave y edredones de plumas, una alfombra de yute, cestas de fibras vegetales, unas cortinas de lino… Muebles, tejidos, objetos decorativos y revestimientos aportan una maravillosa gama de texturas que, si bien a primera vista no son tan evidentes como un color o un estampado, tiene un papel importante a la hora de apelar a los sentidos. La clave para conseguir que un ambiente transmita sensación de confort es hallar cierto grado de contraste entre superficies suaves, lisas y brillantes (madera pulida, pizarra, mármol, metal, vidrio, cerámica vitrificada, tejidos sedosos…), y texturas rugosas (madera sin pulir, piedra caliza, pintura al temple, baldosas rústicas, algodón, lana…). Fíjate en esta propuesta de Madam Stoltz. ¿Verdad que transmite confort tiene un toque muy hogareño? Es por la mezcla del textil de algodón, con la bandeja de fibra y las piezas de loza esmaltada.
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