1/9 © Reader & Swartz Architects, PC

Lo que oculta la estantería

Un clásico para ocultar puertas son las estanterías que se abren como si fueran una puerta. El cine ha recurrido a ellas para mostrar cómo los castillos encantados ocultan sus más secretas estancias, desde “El jovencito Frankenstein” hasta “El Fantasma de la Ópera”. Una puerta así no es solo un juego de ocultación, sino que es un reto para la percepción, y genera la sensación de fantasía que en ocasiones ni el diseño ni el utilitarismo consiguen.

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2/9 © Bashford Design

La metáfora la estantería a la enésima potencia

Ni siquiera es necesario que dispongamos de una estantería real para hacer el juego de desaparecer y aparecer una puerta. Si aplicamos papel pintado a una pared, con la fotografía de una librería sobre una puerta oculta, estamos consiguiendo el mismo efecto pero ahorrando espacio y bastante obra. La filigrana de libros es perfecta para ocultar las líneas de corte de la puerta, por lo que sigue cumpliendo la misma función que la estantería real, confundir y crear la ilusión de que tras esa superficie no hay nada, cuando sí lo hay. La ventaja, además, es que el esfuerzo que hay que hacer para abrirla es muy inferior, ya que se trata simplemente de una puerta.

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3/9 © De Gournay

Secretos palaciegos

Los palacios renacentistas estaban plagados de estancias y pasadizos secretos. En ocasiones se hacía para mantener ocultas las visitas de los monarcas y de la nobleza, y otras veces se convertían en un juego para aumentar el misticismo de la presencia de la familia real en ciertas zonas del palacio, incluso llevándolos fuera de las dependencias reales para que pudieran comprobar con sus propios ojos cómo era la vida de sus súbditos. Este efecto se puede conseguir de una forma muy bella y delicada utilizando un papel pintado con motivos florales. Se trata de una cerradura sin pomo ni cerradura, completamente lisa.

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4/9 © Don Tankesley & Co

Donde sólo tú conoces el secreto

El objetivo es ocultar el marco de la puerta y hacer que la hoja de apertura desaparezca completamente. Cualquier forma de líneas horizontales ayudará mucho y, en este caso, unos paneles de tablillas finas hace que, una vez cerrada la puerta, sea imposible descubrir que tras la pared se esconde otra habitación. Son formas sobrias, elegantes, refinadas y que mantienen todo el encanto y la fantasía de un secreto al otro lado de la pared.

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5/9 © Etons of Bath

Mil ojos en la pared, y ninguno lo ve

El papel pintado demuestra una vez más su poder a la hora de esconder los secretos. En este caso disponemos de una gran habitación vestidor que nadie podría localizar a simple vista, pues las formas dibujadas sobre la pared camuflan su abertura y hacen casi imposible intuir dónde se atesoran nuestros secretos.

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6/9 © Feldman Architecture Inc

Una habitación para no olvidar jamás

Los niños demandan espacios donde ser ellos mismos y poder soñar que viven otras vidas. Un escondite secreto en la casa, evocando la clásicas estanterías de libros que se mueven, puede ser un recuerdo de infancia que les acompañe por el resto de sus vidas; porque no solo se trata de un espacio personal donde el tiempo se detiene, sino que además se convierte en un lugar donde las visitas no podrán acceder de forma sencilla porque, como los trucos de los buenos magos, el secreto no se puede desvelar.

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7/9 © Gabriel Home Builders Inc

Utilidad y estética para la cocina

No todo es fantasía, también las cocinas de diseño requieren de puertas ocultas, por una cuestión meramente estética. Aplicando paneles de rectángulos podemos ocultar fácilmente el acceso a la despensa, a un aseo, a una pequeña bodega, o al garage. Y aun así, para las visitas, seguirá constituyendo un juego de fantasía no percatarse de que frente a sus ojos está el acceso a otra estancia.

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8/9 © In[ex]terior by Solnyshkova

¿Armario o aseo?

Uno de los juegos más sugerentes para componer todo un frente del dormitorio es confundir a nuestra percepción con puertas que cubran toda la pared, sin distinción de si se trata del acceso a un baño, a un armario empotrado o la salida del propio dormitorio. El blanco es el color idóneo para este juego, aplicando molduras sencillas que no recarguen el espacio en exceso.

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9/9 © Precious McBane

Una pared de sueños

Un tapiz de colores caleidoscópico, con formas geométricas que buscan centros relativos, son una solución fantástica para decorar un frente de dormitorio donde podemos igualar el secretismo de las puertas del armario empotrado y del baño.

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