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Tras un camino de ladrillo, la entrada a la casa de Katherine Heigl resulta mágica y evocadora, con sus columnas blancas y su puerta roja. Construida en 1922, su arquitectura colonial se muestra exultante y bella.

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La mansión de la actriz, de más de 1.000 metros cuadrados, posee una espectacular piscina. Rodeada de vegetación, un camino de piedras, como si fuera Alicia en el País de las Maravillas, nos lleva hasta ella.

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La casa del clan Kelley posee varias terrazas, que permiten el paso de la brisa y del sol al interior de la vivienda. La decoración exterior mantiene ese estilo colonial con sus suelos de madera, las plantas y los elementos naturales.

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Esta espectacular librería de color azul se convierte en protagonista de uno de los dos salones de la vivienda de la actriz de 'Anatomía de Grey'. La estancia, con salida a una de las terrazas, resulta tremendamente muy cálida y luminosa.

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El estilo colonial de uno de los salones se deja sentir en el suelo de madera oscura, las butacas de cuero envejecido, las flores y los elementos naturales, como el estor o la alfombra. Las paredes azules y la disposición de cuadros sobre el sofá proporcionan un plus de calidez a la estancia.

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La chimenea se erige como el 'corazón' del otro salón, donde el color blanco se apodera de las paredes, el techo e, incluso, las cortinas. Los adornos y el juego de texturas de los diferentes textiles contribuyen a crear un espacio confortable y 'chic'.

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La cocina sencilla y funcional, definida cromáticamente por el color blanco de las paredes y los azulejos y el gris de las encimeras de las islas, se abre a un 'office', con mesa de madera, sillas de rejilla y alfombra. Las puertas de estilo francés abren la vivienda al exterior.

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Este dormitorio de la casa Katherine Heigl hace de la sencillez su mayor virtud. Las grandes puertas permiten la incorporación del exterior al interior de la casa, logrando un espacio amplio y luminoso, donde el suelo de madera acapara todas las miradas.

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La habitación de los niños supone un soplo de aire fresco a una decoración señorial, gracias a los dibujos de la pared y a los textiles. Para no romper del todo con el estilo de la casa se introducen elementos, como el banco amarillo.

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Tierna y dulce, la habitación del bebé aúna funcionalidad y belleza. Como se trata de un niño se ha jugado con el color azul y los tonos neutros. La alfombra y la lámparas de fibras naturales mantienen el espíritu colonial del resto de la vivienda.

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El cuarto de baño principal resulta tremendamente inspirador y típicamente colonial. Suelo, revestimiento, estores y el toque natural de las plantas crean un espacio cálido y cómodo. La bañera, con la grifería 'retro' es el broche perfecto.

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Coqueto y 'chic', así es este cuarto de baño de la planta baja. El papel pintado azul, con inspiración 'art decó', el lavamanos de pie y los apliques y la papelera dorados ponen el toque de sofisticación justo.

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