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Ahora la fuerza la acompaña en el más allá. Carrie Fisher era mundialmente conocida por su papel de la princesa Leia en las películas de La Guerra de las galaxias, pero fue mucho más: hija, hermana y madre amorosa, prolífica escritora y guionista, defensora de la salud mental y la mejor ama posible para Gary, su perro. Hizo valer su título de pega y, aún cuando la vida se lo puso francamente difícil –luchó contra el bipolarismo, contra el alcoholismo, contra la adicción a sustancias y contra problemas de peso-, reinó con humor irreverente. En la imagen, una de las primeras sonrisas de Carrie.

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La Princesa de las galaxias estaba llamada a brillar en la constelación de Hollywood. No en vano era hija de estrellas: del cantante Eddie Fisher y de la actriz Debbie Reynolds, protagonista de Cantando bajo la lluvia, que en la imagen prodigan de mimos a su pequeña. Los Fisher que vinieron después de Carrie también se dedicarían al mundo del cine, como su hermano pequeño, Todd Fisher; sus dos medio hermanas por parte paterna, Joely Fisher y Tricia Leigh Fisher, y finalmente su hija, Billie Lourd, fruto de su relación con Bryan Lourd, aunque por el momento solo ella ha escrito su nombre en el firmamento con la saga de George Lucas.

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Si la fuerza sí, el amor no le acompañó. Tuvo relaciones tempestuosas con todos los hombres que de verdad le marcaron. Uno de ellos, que tal vez muchos no sepan, fue Paul Simon, integrante de SImon & Garfunkel, con quien estuvo casada solo once meses, después de seis años de noviazgo inestable. Pusieron fin a su matrimonio en 1984, pero no a su amor, que se dio una última oportunidad tras su divorcio. Sin el éxito deseado: al nuevo intento, siguió una nueva ruptura.

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Carrie Fisher rompió su silencio cuarenta años después, pero la confesión de su romance con Harrison Ford dejó las bocas abiertas como si el tiempo no hubiera pasado. La actriz reveló en su última autobiografía, The Princess Diarist, que tuvieron una breve relación mientras rodaban La guerra de las galaxias en 1976. Carrie explicaba en el libro que ella tenía 19 años cuando su compañero de rodaje, de 33, la sedujo en una fiesta por el cumpleaños de George Lucas, el director de la película, y su amor traspasó la gran pantalla. Estuvieron tres meses juntos y todo terminó cuando concluyó el rodaje: "Fue muy intenso. Éramos Han (Solo) y Leia durante la semana, y Carrie y Harrison durante el fin de semana". Carrie reconoció cierto pesar por haber tenido una aventura con un hombre que no era libre, ya que el actor estaba casado con su primera mujer, Mary Marquardt, y era padre de dos hijos. Quizá por eso no reveló su idilio hasta tantos años después.

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Con el músico Paul Simon se casó, con el actor Dan Aykroyd estuvo a punto de pasar por el altar, pero fue con el cazatalentos Bryan Lourd, en la imagen, con quien tuvo a su única hija, Billie Lourd.

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Carrie Fisher con su hija, Billie Lourd, que sigue a su madre sus pasos en el mundillo artístico y su disparatado sentido del humor en los photocalls. Popular por méritos propios gracias a su papel de Chanel #3 en la serie Scream Queens, probablemente recibiera su consejo para el personaje secundario de la Teniente Connix en la séptima entrega de la saga de La guerra de las galaxias, que retomará también en el Episodio VIII.

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Carrie Fisher ha sido siempre entusiasta en sus demostraciones de afectos a los suyos. Abrazos, besos, caricias, manos entrelazadas… abundaban en los photocalls a los que asistía con su madre, con su hermano, con su hija... O con todos a la vez. A muchas de sus citas de cine se llevaba a Gary, su bulldog francés, que se ganó también el corazón de los incondicionales de La Guerra de las Galaxias.

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Gary también se despidió de su dueña en Twitter. La cuenta del perro de Carrie, que se unió a la red social en septiembre de 2014 y ha llegado a tener más de 47.000 seguidores, publicaba el 24 de diciembre, después de que la actriz sufriera un infarto en pleno vuelo de Londres a Los Ángeles, un cariñoso tuit acompañado de una preciosa imagen: "Estaré esperando aquí mismo, mami”. Ya tras la muerte de la actriz, el 27 de diciembre, el perfil publicaba otro mensaje: "El tuit más triste que tuitear. Mami se ha ido. Te quiero @carriefisher".

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La familia Fisher hacía piña y los compromisos de uno eran los compromisos de todos. En la imagen, Carrie con su hermano, Todd, y con su hija, Billie, en el estreno del Episodio VII de La guerra de las Galaxias, El Despertar de la Fuerza, en el Dolby Theatre de Hollywood, California.

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Otra de las muchas apariciones públicas del clan Fisher

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Debbie Reynolds, Carrie Fisher y Billie Lourd, abuela, madre e hija o, lo que es lo mismo, tres generaciones de estrellas

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Su sentido del humor era legendario. Y la anécdota del obituario que escribió una década antes de su muerte, en su autobiografía de 2008, Wishful Drinking, no viene más que a confirmarlo. Acerca del vestido blanco que llevaba en la primera película de La Guerra de las Galaxias, Fisher recordó: “George [Lucas] se me acerca el primer día de rodaje y echa una mirada al vestido y dice: ‘No se puede llevar sujetador bajo ese vestido... porque no hay ropa interior en el espacio’. Lo dijo con tal convicción como si hubiera estado en el espacio realmente, hubiera mirado a su alrededor y no hubiera visto ningún sujetador, ninguna braga, ningún calzoncillo en ninguna parte”. Según Fisher, Lucas le razonó que la ingravidez del espacio podría expandir el cuerpo, pero no el sostén. De manera que sería estrangulada por su propio sujetador. "Ahora creo que sería un fantástico obituario, por lo que les digo a mis jóvenes amigos: no importa cómo me vaya, quiero que informen de que me ahogo en la luz de la luna, estrangulada por mi propio sostén", escribió. Así sea.

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