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Muchos de los ciudadanos de la pequeña ciudad de Kamaishi, situada en la costa del norte de Japón, que han perdido sus casas han recurrido a su ingenio para formar en el gimnasio de una escuela primaria este espacio de tiendas de campaña organizadas y alineadas de forma perfecta. Cada uno tiene su propio espacio en el que cuentan con todo lo necesario para sobrevivir: ropa, calzado, alimentos y algunos objetos personales que consiguieron rescatar tras el tsunami
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Vestidos de forma más informal que de costumbre, el emperador, de 77 años, y la emperatriz, de 76, recorrieron el refugio temporal y se interesaron por la situación de algunas familias
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Los emperadores de Japón, Akihito y Michiko, visitaron a centenares de refugiados en el centro Tokyo Budokan
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Sin embargo, y aunque toda ayuda parece insuficiente, entre tanta tristeza y desamparo siempre existe un rayo de luz que augura un futuro mejor. Es el caso de Daisuke Takahashi y su mujer, Kaori, dos jóvenes que han recuperado la sonrisa y las ganas de vivir gracias a su primera hija, Kotone, que vino al mundo en un centro médico de la localidad de Osaki, en Miyagi
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Dentro de la admirable capacidad de reacción que está teniendo el pueblo japonés, destaca la rapidez con la que han creado espacios dedicados a cubrir sus principales necesidades, como es el caso de las zonas educativas dedicadas a los más pequeños
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Otra imagen esperanzadora: tras más de tres semanas a la deriva un perro fue rescatado frente a la costa noreste de Japón y consiguió reunirse de nuevo con su dueña
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Orden, disciplina y respeto son tres palabras que podrían resumir perfectamente los principios a los que obedece el modo de vida japonés
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El seísmo alcanzó una magnitud de 8,9 grados en la escala de Richter, el de mayor intensidad que Japón ha vivido en su historia y el cuarto mayor por intensidad de los que se tiene registro
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