Casas Reales » Inglaterra

31 JULIO 2002
Tras la Revolución de 1917, la burguesía y la nobleza rusas intentaron, desesperadamente, salvar a la Monarquía que veían derrumbarse.

Todos, sin excepción, estaban convencidos de que, sin la autoridad de un Zar, ningún Gobierno podría mantener a raya las presiones del Soviet y su Comité Ejecutivo, pero también de que, en ningún caso, debían apoyar a Nicolás II. Él tenía que abdicar. Los rusos pedían su cabeza –ya no era el padrecito Zar; era un enemigo del pueblo–, los soldados no le obedecían, las derrotas se sucedían y en todas partes se podía sentir el descontento.


El hermano menor del Zar
El 15 de marzo, los mensajeros de la Duma llegaron hasta Pskov, su cuartel general del norte, donde Nicolás II permanecía alejado de la familia con el documento de renuncia que él mismo modifica y que dice lo siguiente:

“Mi abdicación es necesaria para salvar a Rusia y mantener el orden dentro del Ejército en el frente. Por ello, de acuerdo con la Duma, reconocemos como un bien abdicar la Corona del Estado y desposeernos del poder supremo. No queriendo separarnos de nuestro amado hijo –refiriéndose al zarévich, enfermo desde su nacimiento–, legamos a nuestro hermano gran duque Miguel, nuestra herencia y le bendecimos en su advenimiento al trono del Estado ruso…”


Obligado a dejar el poder

Pero el pueblo no quiere más zares y Miguel Alexandrovich, aún habiendo aceptado feliz ser el sucesor de su hermano, se ve obligado a abandonar el poder en cuestión de horas. Muchos años después –aunque éste fue asesinado en los alrededores de Petrogrado, en junio de 1918–, los rusos todavía seguían pensando que el zar Miguel de todas las Rusias seguía vivo en algún lugar de Ucrania.

Unas horas antes de ser ejecutados, Nicolás II escribió en la última página de su diario: "Dios Salve a Rusia"
Pinche sobre la imagen para ver las ampliaciones de las fotos


Retrato del gran duque Miguel, años antes de que su hermano abdicara a su favor en el año 1917




 
 

Prohibida su reproducción total o parcial. ©2006 Hola, S.A.