La roca que domina Cotignac no solo asombra por su altura, también porque a lo largo de su acantilado hay cuevas y viviendas trogloditas que, en otro tiempo, sirvieron de refugio para el ganado, como molino harinero o de cantera y se pueden visitar. La más impresionante es la Sala de las Maravillas, de un blanco deslumbrante.
Para visitar también en Cotignac, la capilla de Saint Martin, el mercado provenzal que los martes por la mañana anima la ciudad y el santuario de Notre Dame de Grace, vinculado con la monarquía francesa, ante cuya imagen rezó Ana de Austria para pedirle un descendiente que, nueve meses después, sería el futuro Luis XIV, el Rey Sol.