EL SEGUNDO SALAR MÁS GRANDE DEL MUNDO
El gigantesco salar de Etosha, el segundo mayor del mundo, resulta inmenso, inesperado. Su nombre significa «el gran lugar blanco» y en sus charcas se agrupan impalas, kudus, ñus, cebras... Sí, la fauna es abundante y variada y uno pronto se familiariza con las cebras y el juego de las gacelas, con las esbeltas jirafas y las ardillas que corretean por la carretera de tierra por la que avanza el camión, pero hay animales más difíciles de avistar, como el antílope hartebeest, con su curiosa cornamenta que tiene forma de corazón. Si la estancia en Etosha se amplía a dos días, el avistamiento de leones también está garantizado.
Los lugares más maravillosos del mundo en versión española
Ponemos rumbo oeste hacia el desierto de Damara, donde habita la tribu de los himba, originaria del país y de las más bellas de África. Pueden verse concentraciones de la etnia al norte del país, pero en ningún lugar como en la zona de Kamanjab, donde viven como sus antepasados, porque el turismo no ha viciado su modus vivendi. Son polígamos, construyen sus pequeñas y circulares viviendas con excrementos de vaca y termiteros, el hombre caza y cuida el ganado, la mujer, de la familia y cubre su cuerpo y su cabello con una mezcla de ocre pulverizado con grasa animal para protegerse del sol y los insectos. Otro mundo, otra realidad.
Pero Kamanjab también es zona de guepardos, el mamífero más veloz de la tierra y para verlos muy de cerca, en su hábitat, basta acampar una noche en Cheetah Park.