El valle de Tena se extiende desde Sabiñánigo hasta el puerto de El Portalet, en la frontera con Francia. Un entorno privilegiado surcado por el río Gállego donde se concentran altas cumbres, glaciares, bosques, ríos y uno de los más importantes conjuntos de ibones (lagos) del Pirineo. Aunque extraordinario es también su patrimonio arquitectónico, que sus habitantes han sabido conservar intacto a lo largo de los años: grandes casonas de piedra con empinados tejados de pizarra y escudos tallados en las fachadas, puentes romanos y medievales y ese conjunto de templos de estilo mozárabe que son las iglesias del Serrablo.
Muchos son los que llegan hasta aquí buscando sus pistas de esquís, pero antes de que llegue la nieve, hay todo tipo de planes para disfrutar de la naturaleza, del turismo activo y hasta de relax en este rincón del Pirineo oscense. Como el valle es amplio, nos quedamos en Panticosa, pues es un buen resumen y está lleno de propuestas. Te contamos por dónde empezar: