Marta tenía claro que para su gran día quería llevar un vestido sencillo y elegante. "Tenía varios diseñadores en mente, pero Sofía (directora creativa de Sophie et Voilà) me cautivó desde el minuto uno. Su sencillez, su profesionalidad y su manera de trabajar me transmitieron mucha confianza y seguridad. Desde el primer día conectamos muy bien".
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Marta se decantó por un diseño confeccionado en crepe, uno de los tejidos que más gusta a las novias de 2020, de manga larga. Tenía una sobrecola de muselina de seda, con detalle en los puños y cinto de encaje japonés.
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Quiso dar a su estilismo nupcial un toque de color al incluir unos zapatos de un tono azul empolvado. Un diseño que poder reutilizar después de su boda. Además, llevó unos pendientes de oro blanco y aguamarinas de Suarez.
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El original ramo de Marta también tenía detalles en tonalidades azules. Estaba elaborado con elaborado con senecio, astilbe, hortensia, echinop y bombastic.
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"Además, nuestros sobrinos, vestidos de Levantelier, llevaban capa y capota azulonas, combinadas con un traje de lino blanco con mangas de vuelo, unas alpargatas y unos capacitos rellenos de paniculata. ¡Para comérselos!", apunta divertida Marta.
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Marta y Juan Pablo se casaron el pasado 14 de septiembre en Alicante, en la iglesia de Nuestra Señora de Gracia. "Fue una ceremonia muy solemne, presidida por un sacerdote amigo nuestro, que fue partícipe de nuestra historia desde el principio y nos hacía mucha ilusión que nos casara él", explica.
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Cuando le preguntamos por lo mejor de aquel día, Marta no duda: "Nos encantó ver disfrutar a todos los familiares y amigos, ¡la gente estaba feliz! Pero, sin duda, lo mejor de ese 14 de septiembre fue casarme con el hombre de mi vida".
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Un cierre perfecto para una historia de amor que solo ha estrenado un nuevo y bonito capítulo.