Hacia relativamente bastante tiempo que se la veía sola, a la vez que no se le conocía otra relación que la que la une —parece, por cierto, que indisolublemente— al trabajo; hacía un tiempo, asimismo, que no se le atribuían romances ni se la relacionaba con nadie. Y de pronto aparece ahora radiante por las viejas calles de Roma en compañía de un joven con el que, en actitud de abierta complicidad, intercambia miradas y tiernos gestos durante un romántico paseo.

Es Inés Sastre, ante quien Hollywood parece que acaba de rendirse tras su brillante interpretación de «La ciudad perdida» a las órdenes de Andy García. Ahora, convertida casi en eterna imagen de Lancôme, no está precisamente en Roma de vacaciones, sino rodando en los estudios Cinecittá la película «La cena per farli cognoscere », de Pupi Avati, de la que es protagonista junto a Francesca Neri.

Resulta que en la Ciudad Eterna, Inés, en uno de los pocos momentos que le deja libre su trabajo, se ha reencontrado con un viejo amigo —su nombre es Alex Corrías— con el que ha tenido oportunidad de revivir e intercambiar recuerdos y, a la vez, de hablar de proyectos y de sueños, algunos de los cuales, y a tenor de la espontaneidad de las imágenes, muy bien pudieran compartir en el futuro, dado que los dos están solteros y no tienen compromiso alguno de tipo sentimental con nadie. Hay que tener en cuenta, por otra parte, que de una vieja amistad puede salir en ocasiones algo más, y que de un reencuentro tan peculiar y tan rodeado de cariñosa actitud, como el que reflejan las imágenes que publica ¡HOLA!, puede surgir la chispa de algo que se puede convertir en duradero y consolidado.

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