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Luciano de Murrieta y García-Lemoine,
Marqués de Murrieta, conocido como el Señor de La
Rioja fue quién creó la clase de vino que bebemos
hoy y fue el primero que desterró la imagen rural del Rioja
que no podía viajar. Para eso él viajo mucho. Su tío
fue Cristobal Pascual de Murrieta Ortiz, protector de Santurce,
propietario de minas en La Arboleda y banquero en Londres. Su padre,
Francisco Luciano de Murrieta Ortiz, emigró a Perú
donde se casó con una bella criolla de nombre Mariana García
Lemoine; de esta unión nació el personaje Luciano
Murrieta y García-Lemoine. Así comenzaba la historia
de uno de los primeros vinos riojanos de la era moderna. En la actualidad
ha sido Vicente Cebrián el que ha hecho reconstruir el espacio
vitivinícola que soñara Luciano Murrieta. Los vinos
de esta Casa tuvieron siempre una presencia nacional y concretamente
madrileña. A partir de 1983 sus vinos sorprenden en una prestigiosa
cata de Nueva York, Londres y Ginebra. La familia Cebrián
quiere transmitir un estilo de Rioja que algunos temían que
desapareciera.
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