Unos rodapiés viejos y deteriorados pueden echar a perder cualquier interiorismo. No importa que tus paredes están impecables, perfectamente pintadas o empapeladas, ni que las puertas sean preciosas. Si los rodapiés no están en buen estado el resultado quedará muy empobrecido.
Por eso es buena idea aprender a cambiarlos para que, llegado el momento, puedas hacerlo tú mismo sin morir en el intento.
¿Para qué sirven los rodapiés?
Puede que te parezca un elemento poco relevante, de esos de los que se puede prescindir sin miramientos. Sin embargo, el rodapié cumple varias funciones importantes.
Esta faja, de mayor o menor anchura, que se coloca en el encuentro de la pared con el techo sirve para ocultar esta unión, lo que es clave en determinados tipos de pavimentos como los laminados, en los que hay que dejar una junta perimetral que absorba posibles dilataciones del material. En estos casos, el rodapié oculta este hueco.
Además, es una pieza clave para proteger la parte inferior de la pared de golpes, rozaduras y de la acción de la fregona al limpiar.
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