La viuda de James Gandolfini se consuela con su hija, Liliana

Tres semanas después del fallecimiento del actor, madre e hija tratan de rehacer su vida

Por hola.com

Continua sumida en la tristeza tras la desaparición de James Gandolfini, pero Deborah Li tiene que sacar fuerzas de flaqueza por su hija Liliana Ruth, de nueve meses. La viuda del protagonista de Los Soprano fue fotografiada mientras daba un paseo con su hija por el barrio de Tribeca en Nueva York. Vestida de semiluto con camiseta negra y pantalón gris y tras unas gafas de sol, Deborah trata de rehacer su vida en la Gran Manzana apenas varias semanas después de la inesperada muerte de James Gandolfini victima de un ataque al corazón a los 51 años.


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Su hija Liliana se ha convertido en su mayor consuelo para tanto dolor. “Gracias por amarme y creer en mí. Te amo Jim, y siempre te amaré”, decía Deborah Lin durante el funeral.Y es que la pareja vivió cinco años de feliz matrimonio y fruto de esa unión tuvieron a la pequeña Liliana, que ha perdido a su padre sin haber cumplido su primer año de vida.

Cuando ocurrieron los hechos Deborah se encontraba allí con su hija y junto al hijo del actor, Michael, de 13 años, nacido de su matrimonio con su primera esposa, Marcy Wudarski. Hace escasos días se ha dado a conocer la herencia millonaria de 50 millones de euros que el actor dejó a su esposa e hijos. Según el diario New York Post el documento, que tiene fecha de 19 de diciembre de 2012, y que fue presentado en un tribunal de Manhattan, afecta a los activos de Gandolfini, incluyendo propiedades en Manhattan e Italia y dinero.

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La herencia incluye su casa en Italia, que deseaba que permaneciese en posesión de su familia el mayor tiempo posible. Sus hijos, de distinta pareja, Michael, de 13 años, y Liliana, de nueve meses, compartirán al 50% la propiedad italiana, pero no podrán hacer uso del legado hasta que cumplan la mayoría de edad.
Su hijo mayor también recibirá la ropa, las joyas y la opción de compra de una propiedad en el West Village de Nueva York. Además, el actor era dueño de una casa de un millón de dolares en Nueva Yersey y de un ático de siete millones en el edificio Fairchild en Nueva York.
Gandolfini también dejó varios millones a su mujer Deborah, más de 300.000 euros para cada una de sus sobrinas y 100.000 euros a cada uno de sus asistentes y secretarios.