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A las dos y media de la tarde, concluida ya la ceremonia religiosa, la comitiva real emprendió el regreso al palacio de Oriente por los paseos Botánico y del Prado, la calle de Alcalá, la Puerta del Sol, la calle Mayor, la calle Bailén y la plaza de la Armería. La pareja correspondía a los saludos de las personas se habían trasladado hasta la capital española para ver a los jóvenes esposos
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Imagen de la recepción ofrecida en el Salón del Trono del palacio real de Madrid, con los Reyes sentados (derecha de la imagen)y rodeados de la Familia Real, tras la celebración de la boda




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30 ENERO 2004
El mismo día de la boda, el 29 de noviembre de 1879, a las ocho de la mañana se reunieron en la plaza de la Armería las bandas de música de todos los cuerpos que componían la guarnición de Madrid. Después de ejecutar una diana, recorrieron la calle Mayor, la Puerta del Sol y la calle de Alcalá. En Madrid, se prohibió durante el día del enlace y las jornadas posteriores circular en carruaje por determinadas calles y se decretó que las personas que marcharan por lugares céntricos deberían hacerlo a pie.

El vestido de la novia
La novia lucía un magnífico traje de raso blanco con cola cuadrada y bordado de plata, hecho en Madrid. El manto, también de raso, llevaba bordadas flores de lis con hilo de oro además de dos hileras de encaje entre las cuales aparecían rosas blancas y flores de azahar. En Barcelona, por su parte, se confeccionaron las cuatro elegantes mantillas de blonda que formaban parte del trousseau regio.

Asistieron a la boda, la reina Madre Isabel II, la archiduquesa Isabel, las infantas doña María de la Paz, doña María Eulalia y doña Cristina; los embajadores y Cuerpo Diplomático acreditados en Madrid, los Ministros del Gobierno, así como los Capitanes Generales del Ejército.

El recorrido de vuelta al Palacio
A las dos y media de la tarde, concluida ya la ceremonia religiosa, la comitiva real emprendió el regreso al palacio de Oriente por los paseos Botánico y del Prado, la calle de Alcalá, la Puerta del Sol, la calle Mayor, la calle Bailén y la plaza de la Armería. La pareja correspondía a los saludos de las personas que acudieron a la capital española para ver a los jóvenes esposos. Hasta trescientas cincuenta mil personas siguieron el recorrido de la carroza real.

La iglesia donde se celebró el enlace matrimonial fue la Real Basílica de Atocha, y la hora, las doce y media de la mañana. Presidió la ceremonia el cardenal Benavides, patriarca de las Indias. Fueron padrinos de la pareja el archiduque Raniero, en nombre del Emperador de Austria, y la archiduquesa María.

Se proclamaron, como en la anterior boda del Rey, varios días de fiesta en las que hubo representaciones teatrales y, cómo no, los populares festejos taurinos de la época. María Cristina, a pesar de que no le gustaba la fiesta popular, tuvo que asistir a todos ellos para no caer en desgracia al pueblo. Al día siguiente del enlace, toda la Familia Real acudió a la representación que tuvo lugar en el teatro de la Opera para presenciar Los hugonotes.


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