Ana Obregón iba flanqueada no solo por la novia de su hijo, sino también por su hermana Amalia. Las dos la sostenían. Mientras Carolina le daba la mano, que no soltó durante todo el trayecto hasta la entrada del templo -cuando la intérprete quiso darse la vuelta para saludar a la prensa allí apostada y hacerles un gesto en forma de corazón que se tradujo en agradecimiento-, Amalia la sujetaba por la cintura