Como su abuela y su madre, Carlota Casiraghi posee una cualidad imposible de cultivar o de imitar que se llama “glamour”. Cuando aún no ha cumplido los quince años, la joven recuerda en sus rasgos y sus gestos a su abuela, la Princesa Gracia y a su madre, Carolina de Hannover.

En la revista HOLA de esta semana, podrán comprobar el gran parecido que existe entre las tres generaciones de la familia Grimaldi. Con fotografías de Gracia de Mónaco, Carolina de Hannover y Carlota Casiraghi a edades semejantes, el extenso reportaje muestra la similitud de rasgos entre abuela, madre e hija.

Si Gracia de Mónaco exportó su estilo Kelly y conquistó los armarios de ambos lados del Atlántico y Carolina pasó de ser una princesa rebelde a una elegante a la vez que clásica primera dama que ha cautivado a todos con su belleza mediterránea, la gracia y el encanto femenino de Carlota con tan sólo catorce años garantizan la continuación del “glamour” en el Principado.

A la joven, que está muy unida a su madre, le gusta acompañar a Carolina de Mónaco cuando ejerce sus funciones de Primera Dama. En la celebración del Gran Premio de Montecarlo de Fórmula 1 paseó por los boxes con su tío Alberto de Mónaco. Unos días antes la vimos luciendo con gran soltura unas sandalias de alto tacón mientras acompañaba a Carolina y Ernest de Hannover al ballet. Pero la guapa hija de Carolina destacó especialmente por su natural belleza cuando participó en el Campeonato hípico de Mónaco. Allí, incluso vestida de modo muy informal dio muestras de un gran estilo que sin duda ha heredado de du madre y abuela.


Cuando todavía no ha cumplido los quince años, Carlota se ha convertido en una joven que destaca por su gran estilo y 'glamour'

El parecido entre Carolina de Mónaco y su hija Carlota Casiraghi se hace todavía más patente en esta fotografía de la princesa de Hannover

Desde pequeña la hija de Carolina de Mónaco se mostró como una niña coqueta y muy femenina a la que le gustaba imitar los gestos de su madre

Carlota Casiraghi ha heredado la bella mirada de su abuela Gracia de Mónaco y la bonita boca de su madre, Carolina de Hannover

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