Larra y el valle del Roncal

Hoces, hayedos, pueblos señoriales y aguas de montaña crean la armonía de uno de los más hermosos valles navarros, un prodigio natural que guarda con celo su historia y tradiciones.

El más oriental de los valles pirenaicos de Navarra y, por lo tanto, el más alpino, ofrece al visitante un paisaje de extraordinaria belleza, pueblos empedrados en los que pasear sin mirar el reloj, gentes hospitalarias, costumbres y tradiciones ancestrales y una sabrosa gastronomía, en la que destacan el jabalí, la trucha, las migas y en especial, su afamado queso de oveja.

Es el Roncal un valle con muy diversas caras, con vegas agrícolas, pinares, carrascales, estrechos barrancos producidos por el río Esca. hayedos de maravillosa policromía otoña] y altas cumbres en el macizo de Larra. Todo en una superficie de 415 kilómetros cuadrados.