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Baleares
Agosto

Torrent de Pareis

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Centro espiritual de la isla

Si el viaje se ha realizado en coche desde Inca a Sa Calobra, o desde Sóller, después de agotar la estancia en el Torrent de Paréis, la siguiente parada de la ruta se sitúa en el monasterio de Lluc, centro de la espiritualidad de la isla, cuyo nombre de origen latino alude a su carácter de bosque sagrado. El monasterio procede del siglo XIII y la talla de la Virgen, según la tradición, fue hallada por un pastor al seguir unos rayos de luz que le trasladaron hasta donde se encontraba escondida. La iglesia, del siglo XVII, fue reformada a principios de nuestro siglo por el genial Gaudí y varios de sus discípulos.

Todos los veranos, los mallorquines más andariegos tienen la costumbre de realizar la marcha a pie al monasterio para arrebatar de nuevo los favores de la popular Virgen de Lluc. Una de las compensaciones que encuentran los esforzados peregrinos es poder escuchar en el templo el coro de voces blancas que cada día interpreta la Salve.

Pollença, la ciudad y el puerto

De Lluc a Pollença, la carretera está flanqueada por laderas de rocas, que, como en el Torrent de Pareis, evocan grupos escultóricos, juegos de titanes y sueños de una orografía cincelada con pretensiones mágicas. Esta población, en la que se serena y pierde monumentalidad la sierra Tramuntana, se ha caracterizado por una increíble actividad cultural animada por poetas, músicos y pintores.

En el claustro del convento de Santo Domingo se ofrecen las sesiones del festival de música clásica en verano y otras actividades de interés cultural. Desde el Puig de María y desde la capilla de El Calvari, la villa muestra todo su esplendor al visitante. La plaza central ofrece, además, estampas de una vida tradicional, que se mantiene pese a la marcada influencia del turismo y los nuevos residentes. A seis kilómetros, el puerto de Pollença es una estación marítima y estival de entrañable valor. Delante de su playa, el sinuoso paseo abierto bajo los pinos que dan sombra a las casas de veraneo y a las pequeñas calas permite andar por la costa y gozar con la belleza de la bahía. Este trozo de litoral tiene un especial atractivo para los ingleses, que desde antiguo buscaron días de descanso en sus instalaciones hoteleras.

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