Cuando se trata de temas de salud debemos estar muy pendientes de las señales que nos envía nuestro cuerpo. En ocasiones, los síntomas de que algo no está bien son tan “insignificantes” que los pasamos por alto o incluso llegamos a confundirlos con malestares aislados.

En el caso de la vista, esta representa el sentido con mayor importancia para el ser humano, de los cinco sentidos, este es el que más hemos desarrollado y es través de nuestros ojos que recibimos casi el 80% de las impresiones. Además, en un trabajo conjunto con el olfato, oído, tacto y gusto, la vista funciona como un sistema de alarma ante el peligro.

En nuestra vida personal, el mejor ejemplo que podemos citar son las fracciones de segundo que necesitamos para poder identificar si una persona es atractiva o no para nosotros, dependiendo de sus gestos, movimientos y expresiones. Información que recopilamos a través de la vista.

Así que si no quieres correr el riesgo de que el amor de tu vida pase frente a ti y no seas capaz de verlo, revisa el siguiente listado para saber si es hora de que acudas con tu oftalmólogo para un examen de la vista.

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Signos de que necesitas echar un vistazo a tus ojos

• Visión borrosa, se genera por la pérdida de la agudeza visual, que es la capacidad que permite ver objetos, con más o menos nitidez. Esta agudeza visual se evalua con el conocido test que la mayoría de nosotros conocemos, en el que un oftalmólogo nos aleja unos metros para leer una tabla optométrica con la que verifica el alcance de nuestra vista. Actualmente, la exposición prolongada a las pantallas es una de las causas más recurrentes de la visión borrosa.
• Dolores de cabeza, es una de las dolencias más frecuentes entre la población y a la que le restamos importancia por creer que se deriva del estrés diario. Sin embargo, la relación entre las cefaleas y la vista generalmente se derivan de un problema refractivo, es decir: miopía, hipermetropía y/o astigmatismo que al no tratarse de forma correcta provoca una sensación de opresión en la frente y alrededor de los ojos principalmente.

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• Fatiga visual, es una molestia que aparece después de un esfuerzo continuo como: conducir, leer o estar frente a una pantalla durante horas lo que genera una sensación de cansancio y resequedad en los ojos. Para aminorar las molestias se recomienda adecuar los espacios en los que se realiza la actividad colocando un humidificador cerca o bien direccionando los ventiladores para que el aire no sople directamente en nuestra cara. El uso de gotas para los ojos también puede ser un buen aliado para evitar la resequedad. Sin embargo, si las molestias continúan después de llevar a cabo estos cuidados, es importante acudir al oftalmólogo.
• Entrecerrar los ojos para enfocar, esta práctica que podemos percibir con regularidad a nuestro alrededor, se debe a un problema refractivo generalmente atribuido a la miopía, que provoca una visión poco clara de los objetos lejanos; debido a la curvatura excesiva del cristalino que hace que las imágenes de los objetos se formen un poco antes de llegar a la retina.

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• Lagrimeo constante puede originarse por dos situaciones: un exceso en la producción de lágrima o una anomalía en su drenaje. En el primer caso, además de las alergias y traumatismos, enfermedades como la miopía, hipermetropía y/o astigmatismo no diagnosticadas o mal corregidas se suman a las causas.
• Mayor necesidad de luz, si aunque te encuentres en un sitio bien iluminado, sientes que la luz no es lo suficientemente buena para llevar a cabo tus actividades y el panorama empeora cuando estas se tratan de procesos de lectura o escritura que te exigen una mayor fijación de la vista, te recomendamos acudir a revisión con un especialista.

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Estas son solo algunas de las señales, pero recuerda que nadie conoce mejor tu cuerpo que tú, cuando algo te indique que las cosas no están funcionando al 100%, no dudes en acudir con un especialista en el área. Si necesitas usar lentes y no lo haces, esto terminará por repercutir en los diferentes ámbitos de tu vida. Una mala visión puede derivar en la reducción de productividad en el trabajo, aumentar el riesgo de caídas y accidentes automovilísticos.

“El alma que hablar puede con los ojos, también puede besar con la mirada” -Gustavo Adolfo Bécquer.