© Getty Images Kate Middleton

En tocado de hojas, los aretes de Diana, collar de Isabel II y manto protocolario, Kate brilla con luz propia en la coronación

La Princesa de Gales optó por seguir la tradición al pie de la letra en esta ocasión histórica, luciendo espectacular

El gran día llegó, aquel 6 de mayo que parecía tan lejano en septiembre pasado, estuvo más cerca de lo pensado. La histórica coronación de Carlos III ha reunido a 2,200 invitados en la Westminster Abbey, que se ha convertido en el centro de todas las miradas alrededor del mundo. Mandatarios internacionales, representantes de las Casas Reales y dignatarios locales se dieron cita en el recinto para ser testigos de este momento que se documentará en los libros. Por supuesto, las miradas estarían posadas en los nuevos Reyes, Carlos y Camilla, quienes han sido coronados siguiendo firmemente el tradicional protocolo que ha marcado la vida de sus predecesores. Pero había otros grandes protagonistas, los Príncipes de Gales marcaban un paso al frente en su posición como Príncipes Herederos y como es tradición, los amantes de la moda han esperado con ansias la elección que Kate haría para esta especial ocasión. Sin dar paso en falso a lo largo de los 12 años en los que ha sido parte de la Familia Real británica, no se esperaba menos de la esposa del Príncipe William en un evento de tal relevancia como éste y no ha decepcionado.

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El look para una mañana histórica

Tal como hace siempre que hay un evento especial desde el día de su boda, la Princesa de Gales lució esta mañana un diseño de Alexander McQueen que reflejaba a la perfección la importancia de esta ocasión. El vestido que se documentará como parte de la historia gracias a la coronación está hecho en crepé de seda marfil bordado en plata con diseños florales de rosas, cardos, narcisos y tréboles, simbolizando las distintas naciones que conforman el Reino Unido, un gesto que las royals suelen hacer en momentos como éste.

Por encima del diseño, la Princesa llevaba el manto de la Orden de la Real Orden Victoriana, que se distingue por sus colores, en azul royal, con motivos escarlata y forro de seda blanca, llevando todos los colores de la bandera británica, y destacando la estrella de dama de la Gran Cruz de la Real Orden Victoriana en hilo de oro.

Las joyas

En un guiño a las mujeres que la antecedieron, la Princesa de Gales recurrió al joyero familiar, luciendo los aretes que pertenecieron a la Princesa Diana. Conocidos como Herradura y Laurel, por su diseño, están hechos con diamantes en corte baguette que forman la famosa silueta que sostiene unos diamantes a modo del laurel de los que cuelgan una perla plateada del mar del sur.

También recurriendo a las piezas de la Reina Isabel, se le ha visto llevando el collar que George VI mandó a hacer en 1950 para su hija, quien no imaginaba que estaba solamente a tres años de subir al trono. Es una exquisita pieza hecha con 105 diamantes que fueron tomados de las reliquias de la Corona y que antes fueron usados por la abuela de Isabel II, Mary de Teck, en distintas joyas.

Si bien, lo que llevó Kate no fue propiamente una tiara, sí fue una pieza espectacular. Un tocado de Jess Collett x Alexander McQueen con diseño floral, enmarcó a la perfección su rostro, mientras se le veía llevar la melena completamente recogida en un moño bajo. Lo más especial es que este diseño, así como el vestido blanco que eligió para la ocasión iban a juego con lo que lucía la Princesa Charlotte.

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Su noche como anfitriona en el Palacio de Buckingham

Si esta mañana, la Princesa de Gales se ha ceñido con todo rigor al protocolo para una ceremonia de esta envergadura, a lo largo de los últimos días no ha fallado en lo que ha sido su ‘guardarropa de la coronación’. Con una agenda que no ha parado, apareciendo en todo momento en público y ganándose la posición de gran cariño que tiene dentro del público a pulso, Kate hizo gala de los aspectos más característicos de su clóset para estas apariciones.

La noche de ayer, hizo las de anfitriona en el Palacio de Buckingham ante la ausencia de la Reina Camilla en la recepción histórica de más de 100 mandatarios internacionales con representantes de las Casas Reales previo a la coronación. Para esta ocasión, se vio a Kate llevando un elegante vestido en royal blue -tono muy acorde a la ocasión- de Self-Portrait. Inspirado en la década de los años 40s con un toque de dramatismo de los 80s, el diseño cuenta con un plisado en el cuello a modo de nudo, que se repite en la falda, así como detalles brillantes en los hombros y se puede conseguir por 510 dólares (alrededor de $9,058 pesos mexicanos).

Lo ha combinado con sus tacones en el mismo color con piedras decorativas a juego con su vestido de Aquazzura, los cuales le conocíamos ya de su clóset. El bolso, también parte de su colección, es el clutch modelo Casa de Jenny Packham. Mientras que el toque de espectacularidad ha venido el joyero Windsor, para una ocasión como ésta, en donde Kate se volvió la luz más brillante de la noche, recibiendo a todos los royals con una enorme sonrisa, se le vio llevando los aretes de diamantes y zafiros estilo Art-Deco de la Reina Madre.

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