En Londres todo está listo para celebrar la histórica coronación de Carlos III. Por primera vez en 70 años, se realizará esta ceremonia para un nuevo monarca y aunque hay muchos protocolos que seguir, también se sabe que se ha buscado tener un evento de acuerdo a los nuevos tiempos. En medio de esta algarabía, se había anunciado que el nuevo monarca tendría a su nieto mayor como uno de sus pajecitos, lo que aseguraba la presencia del Príncipe George y se anticipaba que la Princesa Charlotte no se perdería este momento tan especial. Quien quedaba en duda era el Príncipe Louis. Aunque se llegó a reportar que sí que estaría en la Westminster Abbey el próximo 6 de mayo, la realidad es que con sus cinco añitos recién cumplidos y una personalidad que se ha probado más que vivaz, las cosas se anticipaban complicadas. Pero, ahora, su presencia ha quedado más que confirmada al verlo con sus padres y hermanos en el ensayo que se ha realizado este miércoles en la abadía previo a la ceremonia oficial. Y con esto, ha crecido la expectación de ver las ocurrencias que el pequeño podría tener en esta ocasión.
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Debido a la posición que tienen los tres hijos de los Príncipes de Gales, se les ha podido ver crecer bajo la mirada pública. Desde aquel primer momento en los que unos recién estrenados padres, William y Kate, saliendo de la Lindo Wing con su pequeño George en brazos, los Príncipes han sido sumamente cuidadosos con lo que comparten de los pequeños, encontrando un balance entre su vida pública y su vida real, la que llevan de puertas adentro. Ha sido a través de aquellos vistazos que se han dado en los compromisos oficiales en los que han aparecido y en los relatos de sus padres que se ha podido conocer más de la personalidad de los niños Gales.
Mientras que queda claro que el Príncipe George está consciente de su posición como segundo en la línea de sucesión y tiene una personalidad más tímida que sus hermanos menores, la Princesa Charlotte parece ser quien lleva las riendas del cuarto de juegos, eso sí, con un enorme conocimiento de cómo debe aparecer frente a las cámaras, y Louis es el que ha cumplido al pie de la letra con su posición del pequeño de la casa.
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Era ya desde aquel primer Trooping the Colour cuando se le veía poner en aprietos a sus padres, pues quería chuparse el dedo a placer, sin que nadie lo molestara. El tiempo iría pasando y las travesuras no se harían esperar, tanto que en una de las series de fotografías que la Princesa de Gales tomó para su cumpleaños, se dio por vencida y lo dejó pintarse por completo la cara de todos los colores del arcoiris.
Pero no sería sino hasta el Jubileo de Platino de la Reina Isabel que todo se pondría sobre la mesa. El Príncipe Louis se volvía una estrella desde el primer momento cuando Charlotte le pedía que ya dejara de saludar desde el carruaje en su primer paseo público. La Reina Isabel daba muestra de su papel de bisabuela, tomándose con el mejor humor las caras y gestos del pequeño, de entonces apenas tres años en el balcón del Palacio de Buckingham. En otro de los eventos de esta celebración las cosas irían más allá, con Louis pasando de su asiento, a las piernas de su abuelo, a bailar sobre la silla, y a sostener la cara de su mamá ante cualquier muestra de regaño. Tal como la Reina, Kate también decidió tomarse las cosas con calma y resignarse ante las ocurrencias del pequeño.
Su corta edad impidió que Louis estuviera en el solemne funeral de la Reina Isabel, pero parece que con algunos meses de por medio, se cree que podrá estar en la coronación de su abuelo. Ya daba trazas de más formalidad en la misa de Pascua hace unas semanas, cuando solo su mirada pícara dejaba ver lo que traía entre manos, pero ante las cámaras, era toda seriedad. Se espera que este sábado repita esta hazaña, pero hemos de confesar que no podemos esperar a ver qué tiernas ocurrencias tendrá en esta ocasión.