La reina Máxima de Holanda se caracteriza por tener un estilo sofisticado, ingenioso y siempre lleno de referencias. Parece que su sofisticado gusto fue heredado por la princesa Amalia, quien en repetidas ocasiones apuesta por incorporar piezas heredadas de su madre y abuelas.
Esta vez, tras recibir a la presidencia de Finlandia en el palacio, la princesa apostó por incorporar en su vestimenta accesorios llenos de historia, como una manera de honrar su linaje e historia. Ademas, no se trata de cualquier accesorio, sino de joyas a las que únicamente tiene acceso por ser heredera al trono de los Países Bajos.
Las joyas de la princesa Amalia de Holanda
La princesa Amalia se ha involucrado a últimas fechas en múltiples eventos que conciernen a la corona, lo que refleja su interés en el protocolo y sus futuras responsabilidades. Su calendario está muy alineado al de sus padres, y va más allá de lo que se espera de ella como princesa.
Esta vez, tras recibir a Alexander Stubb y la primera dama finlandesa, la princesa apostó por estrenar un vestido diseñado por Jenny Packham, una silueta romántica y etérea confeccionada en tul que complementa con exquisitas y exclusivas joyas a las que solo tiene acceso por ser heredera al trono de los Países Bajos.
Entre estas piezas, Amalia lleva una tiara tipo Bandeau de diamantes que le hemos visto en repetidas ocasiones a su madre la reina Máxima. Esta pieza aunque tiene un diseño sencillo, cuenta con diamantes que juntos suman más de 100 quilates. Esta pieza tiene una historia fascinante pues llegó a la familia de Orange en 1879 en forma de collar, y fue la princesa Emma quien la convirtió en tiara en la década de 1930.
Esta tiara también fue una de las favoritas de la reina Juliana, bisabuela de Amalia, quien la llevó en múltiples ocasiones como retratos oficiales y su última aparición pública antes de abdicar a favor de su hija Beatriz de Holanda, abuela de Amalia.
La tiara no fue la única pieza que llamó la atención, pues la princesa Amalia completó su estilismo con un collar de diamantes de más de 30 quilates que también perteneció a la reina Emma. El diamante amarillo central del mismo, seguido se lleva como una pieza solitaria y como broche, sin embargo, para la ocasión, Amalia la porta de manera sofisticada como collar. Misma que complementa de manera ideal la silueta de su vestido.








